tag:blogger.com,1999:blog-299006472024-03-07T00:15:15.007-06:00La Cosa MostraSomos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos (JLB) Maclovio Colunga, Rafael TobiasLa Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.comBlogger106125tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-79636970625618149502012-06-21T17:42:00.003-05:002012-06-21T17:42:39.470-05:00El marqués de Valfierno: ladrón refinado<br />
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Cuando estuvo seguro de que el museo había
quedado cerrado y que ya no había nadie en todo el palacio, Vincenzo Perugia,
miembro de la cuadrilla de mantenimiento del museo del Louvre, salió de su
escondite y se dirigió a la sala dedicada al arte de los grandes maestros del Renacimiento.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sin mucho preámbulo, se acercó al cuadro que
representaba a la mujer de la rara sonrisa y, ayudándose de ciertas
herramientas que había preparado para el efecto, desprendió el pedazo de madera
del marco con harto cuidado y se lo puso bajo el brazo para empezar a caminar
rumbo a la salida que daba a la calle de Rivoli, por donde salió con toda
tranquilidad.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Al día siguiente los cafés bullían, los
repartidores de periódicos gritaban escandalosamente y con profusión de
aspavientos y la gente se detenía en las calles para cuchichear.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Nadie hablaba de otra cosa en París: la Mona
Lisa, el cuadro más famoso de Leonardo da Vinci, acababa de ser robado.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-eOsDLQE_voMWymef_ZpGhW5xSUK8CgO73OL4HQQrMkDUoUuekIeRz6XkH6OuDRs8r7IDnSBuBItBwM11VL1YDrJ1rm2Ytg_1cQddTbPrhpkLj7gx2ILMNOck6ssHUNRvsbq7/s1600/Mona+Lisa+ausente.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-eOsDLQE_voMWymef_ZpGhW5xSUK8CgO73OL4HQQrMkDUoUuekIeRz6XkH6OuDRs8r7IDnSBuBItBwM11VL1YDrJ1rm2Ytg_1cQddTbPrhpkLj7gx2ILMNOck6ssHUNRvsbq7/s1600/Mona+Lisa+ausente.jpg" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Entre los años de 1503 y 1506 vivía en la
Toscana un rico comerciante llamado Francesco del Giocondo, quien encargó a
Leonardo da Vinci una pintura de su mujer, Lisa Gherardini; alguien que
empezaba a encumbrarse en sociedad tenía que dejar algún vestigio de su riqueza
para las futuras generaciones, y una pintura de la esposa era, además, señal de
sofisticación y de buen gusto.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lo que el
señor del Giocondo no sabía – y que nosotros tampoco entendemos – era que el
maestro pintor no entregaría nunca la obra: el retrato de la señora Gherardini
estaba destinado a viajar.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: Calibri;">La Mona Lisa o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Joconde</i> – como
se le llama en francés –, es el cuadro más conocido del mundo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Su renombre obedece a muchos factores.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Este óleo sobre madera – alegan algunos
expertos – representa el culmen de una multiplicidad de esfuerzos por lograr el
verdadero retrato renacentista; son notables su calidad artística y la maestría
en el uso de las técnicas del claroscuro y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sfumato</i>, pero también han fascinado a generaciones el enigma
entorno a la sonrisa de la modelo y la serie de especulaciones acerca de la
verdadera identidad de la retratada.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Además de todo, la historia de su desaparición no dejará nunca de
sorprendernos.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: Calibri;">Eduardo de Valfierno, el aristócrata argentino que se inventara a sí
mismo, había pasado los últimos meses de ese año de 1911 ideando un plan
fantástico que le permitiría enriquecerse sin mucho trabajo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Luego de afinar detalles y de estar seguro de
que todo estaba pensado y considerado, procedió a concretar: contrató a un
copista para que hiciera seis reproducciones perfectas de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Joconde</i>, y cuando estas estuvieron
listas contactó a un empleado del museo del Louvre para encargarle que robara
el cuadro y se lo entregara.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cuando los
medios de comunicación empezaron a difundir la escandalosa noticia del extravío
de la famosa pintura, Valfierno se puso en comunicación con seis ricos
coleccionistas de arte de distintas partes del mundo y les ofreció el cuadro.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: Calibri;">Aparentemente, el astuto estafador logró vender todas las obras como si
cada una de ellas fuera la original.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>De
boca en boca ha pasado la noticia de que Valfierno, a quien no le interesaba
exponerse demasiado, nunca volvió a buscar al italiano.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: Calibri;">Por su lado Perugia, que había pasado varias semanas esperando noticias
del marqués sudamericano, se regresó a Italia para tratar de vender la
obra.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Luego de varios intentos que no le
arrojaron ningún resultado, se acercó con el director de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Galleria degli Uffizi,</i> en Florencia, para
que le comprara la pintura.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Fue
precisamente este hombre quien dio parte a la policía.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: Calibri;">Algunos días después, en una oscura comisaría de policía italiana, Vincenzo
Perugia se frotaba las manos – víctima de un comprensible nerviosismo – mientras
era interrogado por un inspector.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sentado en un banquillo, con la misma levita añeja de días pasados, la
camisa de cuello de paloma percudida en los puños y la mal atada corbata de
pretensiones burguesas, Perugia cruzaba y descruzaba las piernas.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Algunos, dicen, lo consideran un héroe.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En su declaración, el hombre que había salido
campante del museo más importante del mundo con una de las pinturas más
trascendentes de la historia acomodada bajo el brazo, alegó que había robado la
pintura para regresarla a su patria, de donde había sido injustamente arrancada
cuatrocientos años antes.<o:p></o:p></span></span></div>
<strong>Maclovio Colunga, 2011.</strong>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-48853195818868169322012-04-21T12:54:00.000-05:002012-04-21T12:54:36.255-05:00[...]<br />
<b>Maestro vidriero:</b> ... Y había (en el cuarto de la Bella Lulú) un olor tan suave...<br />
<br />
<b>Ayudante de vidriero:</b> ¿Como a sándalo?<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-xBpUTAsnRa6BEuQ_7F0wsVIR8nNVqQU5bGnGgUmIp2sU1GHFOyh1IctAwHwWoy-EN6ct6blVWvSWtC7ROWwmKrdLi0FdoWbyILPLCYt_0oORqU2fuJUq3rvT0yJIDfrNNK8T/s1600/Cantinflas+cigarro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-xBpUTAsnRa6BEuQ_7F0wsVIR8nNVqQU5bGnGgUmIp2sU1GHFOyh1IctAwHwWoy-EN6ct6blVWvSWtC7ROWwmKrdLi0FdoWbyILPLCYt_0oORqU2fuJUq3rvT0yJIDfrNNK8T/s320/Cantinflas+cigarro.jpg" width="314" /></a></div>
<b><br /></b><br />
<b>Maestro vidriero:</b> Pues más bien como a sandalia, pero muy tenue...<br />
[...]<br />
<br />
<br />
<b>Cantinflas, en "Abajo el telón" </b>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-35542459923150638472012-04-13T20:58:00.003-05:002012-04-13T21:04:05.597-05:00De Sísifo, o sobre el tedio eterno<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmRsQgcC5x90938PiBs7SDoiqSMIb2y9NpGwB8rnF_wcQEdAYCU0U4bfURQgpzwmkA-g4WXK6muP9JsrGZfSwkHEajWRHC9TzrS7z2IO1hgviWm2lcNb9oj6BuU75ZbHFbwM42/s1600/S%25C3%25ADsifo.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 357px; height: 400px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmRsQgcC5x90938PiBs7SDoiqSMIb2y9NpGwB8rnF_wcQEdAYCU0U4bfURQgpzwmkA-g4WXK6muP9JsrGZfSwkHEajWRHC9TzrS7z2IO1hgviWm2lcNb9oj6BuU75ZbHFbwM42/s400/S%25C3%25ADsifo.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5731070559198999602" /></a><br /><p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-MX">Hace un frío terrible al pie de la montaña. Seguramente estará nevando en las alturas. Sísifo considera esto un instante, pero se ríe amargamente cuando recuerda que a él ya no le importa: a menos que se le antoje, nunca tendrá que volver a subir hasta la cima empujando la pesada piedra sobre la que ahora, vencido por el destino, se sienta a esperar un alivio a su condición. El cuerpo de Perséfone, que había recibido la encomienda de los dioses de descarnarle el lomo a latigazos cada que pretendiera descansar, hace muchas décadas que se convirtió en un fino polvo que los vientos difuminaron inmediatamente alrededor de la montaña. Los dioses también han muerto, aunque ellos nunca pensaron que esta irregularidad en sus naturalezas podría llegar a ocurrir –la característica más curiosa de las irregularidades, precisamente, es su elemento inesperado– y Sísifo vive abandonado a las faldas de un triste cerro. No lo visita nadie, pues nadie existe ya aparte de él.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Como ha sucedido invariablemente cada uno de los incontables días de cada uno de los innumerables años de cada uno de los múltiples siglos que lleva ahí sentado, a Sísifo le vuelve a la mente el último viaje que hizo a la cima de esa topografía en el fondo del Tártaro.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">El trámite, en su ausencia de sentido, se había vuelto ya mecánico: empujaba su piedra cuesta arriba hasta casi llegar a la cima, pero cuando estaba por alcanzar el final la piedra resbalaba y volvía hasta el origen.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Entonces Sísifo, desalentado pero a la vez conocedor de su ineludible suerte, volvía a bajar hasta las faldas de la montaña a empezar otra vez con la frustrante y fútil tarea.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Aquel último trayecto lo llevó a cabo sin sentir un solo latigazo.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">No había volteado atrás, pero de cualquier forma trató de no descansar mucho para evitar los flagelos. </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Pensaba que tal vez la reina del inframundo se había distraído, aunque eso nunca había sucedido en el pasado.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Sísifo se sintió profundamente solo esa última ocasión que desanduvo ese camino tantas veces recorrido.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">No dio crédito a sus ojos cuando, al pararse junto a la piedra que había quedado inmóvil en su rodar, descubrió que Perséfone yacía sin vida algunos metros más adelante.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Su rostro estaba congelado, las facciones contorsionadas en una mueca de dolor, y su cuerpo rígido como el de un artrítico.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Se sorprendió al darse cuenta de lo vieja que era.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Desde ese momento estaría solo en el Tártaro, y sus ojos brillaron una vez más albergando la esperanza de una tercera fuga.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-MX"> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Ahora que la vejez no lo podía matar y que, suponiendo que lo matara, no lo enviaría a ningún otro lugar, se lamentaba de su amargo destino.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Años atrás, ansioso por volver a escuchar la voz de los otros hombres, había ido en busca de Tántalo; pero mil veces se había topado con que los otros lugares habían dejado de existir.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Deseoso de platicarle a alguien sus desventuras, había gritado el nombre de Prometeo; pero el eco le había devuelto una y otra vez su voz desde la oscuridad que lo rodeaba.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">Arrepentido de su falta de deferencia para con los dioses, había pedido perdón a Zeus, esperando que éste se apiadara de él y lo mandara de vuelta a la tierra: Zeus tampoco había respondido a sus devotas oraciones.</span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; ">No había tardado mucho en darse por vencido y sentarse a esperar que la eternidad también acabase para él.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-MX">Desde hacía muchos años, el antiguo rey y fundador de Éfira, el inclemente salteador de caminos, el astuto zorro que había encadenado a la muerte y engañado a la soberana del Hades, se había resignado a esperar con paciencia un cambio en el orden de las cosas, y el aburrimiento no lograba asesinarlo porque los muertos ya no se mueren. </span><span style="line-height: 150%; font-size: 100%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-MX">Sin quererlo así, los dioses habían castigado a Sísifo con el peor de los tormentos: lo habían hecho víctima del tedio eterno.</span></p>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-82292418919078573592012-03-20T19:32:00.002-06:002012-03-20T19:37:39.720-06:00Otto Dix: en las tierras donde el sol espera<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQunTDorFUir_g0xbN8rNY-N7HTc2isIl1nTbr_0wlKAPQ3dafzuXlaNQ_GMwamNXLuwmLONSD8MP1sc1rh82Z76tJAatSymolSaajCdxKVeF1x8nRri2Yhi_M8h69LdrniX3c/s1600/Putas+de+Otto+Dix.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 359px; height: 250px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQunTDorFUir_g0xbN8rNY-N7HTc2isIl1nTbr_0wlKAPQ3dafzuXlaNQ_GMwamNXLuwmLONSD8MP1sc1rh82Z76tJAatSymolSaajCdxKVeF1x8nRri2Yhi_M8h69LdrniX3c/s400/Putas+de+Otto+Dix.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5722157562856829058" /></a><br /><p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">En las tierras donde el sol espera, sale la luna a diario y se meten las estrellas a cobijarse tras del manto de ocres tonos. Nada asoma. Todo esconde. Todo muere, pero de a poco. En el tildado melonzuelo de la noche, los <i>hijoeputas</i> danzan al son de la trastienda, y la trastienda corroe, y lo corrosivo amarga, y la amargura depura cuando lo depurado ha quedado ya presa del pánico de aquellos que estuvieron muertos, que revivieron, que siguieron quejándose del dolor de muelas que les provocara infartos, para luego acomodarse en un sillón forrado de terciopelo color verde botella, las patas largas enfundadas en calcetines de seda y <i>opera pumps</i> lustrosas descansadas en taburetes de desgastado cuero en capitón.</span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Las golfas, desnudas de un pecho pero cubriendo de sutil manta transparente el otro – más fláccido aún – son retratadas por Otto Dix, que menea el hábil pincel sobre la tela, enojado, angustiado ante la degeneración tan presente; molesto por poseer el conocimiento de la decadencia; abrumado por el estupor de la frivolidad, y amargado por maldita la culpa de todo ello. Un talento más que surge de la contradicción del mundo que avanza como cangrejo, del universo de los miopes que contiene tan sólo lo evidente a corta vista, lo que siendo para ellos lo esencial, para los sabios equivale a aquello que merece ser esparcido por el limbo del olvido con un soplido de desdén. </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Otto Dix, que pinta a las putas y bosqueja decadentes rostros de burgueses barrigones revestidos de atuendos ridículos, se lame el bigote que, por no estar ahí, falla en adornarle el labio superior – donde normalmente adornan los bigotes, que para los de nariz ganchuda fungen como plumones que subrayan, connotando lo pantagruelesco – : luego saldrá del estudio, furioso, a seguir observando el sórdido espectáculo del Berlín de entreguerras, espacio deleznable en donde los que han sobrevivido a la horrenda tragedia se sumen en una nueva, más despreciable aún que los desastres de la guerra napoleónica que Goya criticara con su también amargado pincel, con sus carbones y con sus sombras y sus luces jugando entre ventanas y muros de <st1:personname productid="la Finca" st="on">la Finca</st1:personname> del Sordo. </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Afortunadamente, se dice el pintor, riendo cual hechicera de cuentos que se relatan para asustar infantes malogrados, vendrá otro terrible encontronazo de ejércitos bestiales, vendrán más bombardeos (inimaginables aún), y volverá a explotar el incontenible odio que se profesan los únicos seres que Dios, habiéndolos creado a su imagen y semejanza, hizo dignos de ser destruidos por sí mismos hasta las últimas consecuencias.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">En los pasajes, lúgubres túneles que conectan los espacios abiertos de la ciudad dolida, cunden el miedo, el temor y el pavor; entre vómitos de olores que serán recordados, se revuelcan borrachos que están mejor que los que no han bebido ajenjo, porque se alejan de lo incontemplable. Lo que perturba no es problema de ellos ahora, pero lo será cuando la curda les invada cada nervio y les haga temblar y les recuerde la vida que no merece ser vivida, y les ponga de nuevo en el escenario de lo que ya no vale la pena descifrar, porque se ha podrido por completo. Otto Dix contempla el espectáculo grotesco de los hombres cubiertos de sombreros de copa, fieltros moldeados sobre cuero, empolvados y añejos, que balancean bastones pretenciosos en sus muñecas y se pasean enganchados de los antebrazos, ajenos a la desventura humana que pulula entorno a ellos. Los miserables mueren de hambre, los tullidos de dolor, los cercenados de gangrena, las meretrices de males desconocidos y los niños huérfanos de olvido, mientras distantes y risueños los burgueses se pasean camino a la siguiente farra en el próximo burdel que les abra las piernas.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Nada asoma y todo esconde. ¿Qué diría Ensor? Quizá haya dicho todo, con sus pinturas de aceite que formaron calaveras, máscaras, carnes descompuestas y sangre de obispos corruptos en telas coloreadas de burla, de desprecio, de preferencia por lo ausente, ante la presencia de tanta inverosimilitud y tan variopinta humanidad nefanda. Y el círculo se cierra para volver a repetir la historia en el infame punto ya vivido.</span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><i><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt; line-height:150%;font-family:Arial;mso-ansi-language:ES-AR">Siglo veinte cambalache, problemático y febril, el que no llora no mama y el que no afana es un gil</span></i><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%; font-family:Arial;mso-ansi-language:ES-AR"> – al terminar la frase conocida, una alta escultura de carne pálida y hueso firme refunfuña: “odio a los que terminan las frases preconcebidas” – y los descartables asienten, porque siempre hacen lo mismo cuando creen que pueden solidarizarse con quien tiene el coraje de hacer afirmaciones que ellos tienen miedo de proferir. James Ensor se carcajea, histérico, en su decepción ante el panorama desprovisto de bondad e invadido de egoísmo, y Dix se mete en su estudio, cuarenta años más tarde, para seguir plasmando en lienzos que huelen a bilis las escenas de una decadencia que terminará por repetirse <i>ad infinitum</i>, como si la misma mereciera ser recordada para gloria y eternidad de la naturaleza infame de lo humano.<o:p></o:p></span></p>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-56315636177453684492012-02-28T03:05:00.003-06:002012-02-28T03:52:15.090-06:002am<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLo-E2amJHctZl2AX1R5nn6tQZ6-YRM8cgF2nB-mtnuRQeJWju7SWZKBkldh_zFq4TyX5z1SJ9aLpX4F6yxNEC4a4WhdVhkWaG2c48H7bLCc98aar1jbe5koiIGmSzwk59GBDs/s1600/ethan-hawke-julie-delpy-waking-life.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 227px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLo-E2amJHctZl2AX1R5nn6tQZ6-YRM8cgF2nB-mtnuRQeJWju7SWZKBkldh_zFq4TyX5z1SJ9aLpX4F6yxNEC4a4WhdVhkWaG2c48H7bLCc98aar1jbe5koiIGmSzwk59GBDs/s400/ethan-hawke-julie-delpy-waking-life.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5714122095400916994" /></a><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 238); "></span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Me llega un mensaje de madrugada. Apenas se ilumina la pantalla pero la ráfaga me da en los ojos. Un pequeño texto hiere los ojos que no se acostumbran, dice: "Me debes varios despertares".</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El número desconocido, una clave que no atino a ponerle geografía. Quizá se haya perdido ese deseo hecho mensaje entre tantas frecuencias. Siempre he desconfiado de las ondas hertzianas, no se diga de las de nombre más complicado. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El sueño se escapa y pienso en todas las acreedoras de mi vida. Sin duda soy deudor de sueños y esperanzas. De herencias y de niños que nunca bajaron del cielo. Soy silencio en muchas posibilidades, espacio y pausa. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pienso en ti y en la mañana que me ha atrapado con tu pensamiento insomne. Pienso que es el primer despertar que te recupero.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div>Rafael Tobias</div><div><br /></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 238); -webkit-text-decorations-in-effect: underline; "><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 238); -webkit-text-decorations-in-effect: underline; "><br /></span></div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-39895357365009520672012-02-23T13:11:00.003-06:002012-02-27T12:42:21.080-06:00El moro del velo blanco<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmRAr9UVuAE3_1u8XA07Ii_KkAvyoD_kDi5h_uB8EHcSkfC3o1xfXOu9Z__-HYyCqo7QVWsHMJ2GE_HYu1RzGvvG3g8b4C_oE7h0Z02Kh6nzz4XmNgmyBKGD3xwRwuzG-1YUL4/s1600/Hakim+de+Merv.jpg" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; line-height: normal; "><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 270px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmRAr9UVuAE3_1u8XA07Ii_KkAvyoD_kDi5h_uB8EHcSkfC3o1xfXOu9Z__-HYyCqo7QVWsHMJ2GE_HYu1RzGvvG3g8b4C_oE7h0Z02Kh6nzz4XmNgmyBKGD3xwRwuzG-1YUL4/s400/Hakim+de+Merv.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5712415003827604274" /></a><br /><p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; line-height: normal; text-align: justify; "><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Al tintorero enmascarado, ahora que hago memoria, sí lo vi alguna vez.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Esa noche no sólo estaba él.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Todo sucedió afuera de una iglesia.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Parece que era en el pueblo de San Miguel el Alto.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">¿El templo?</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">La parroquia de San Miguel Arcángel.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Daban misa de gallo, a eso de las doce de la noche – a juzgar por las campanadas que se sucedieron al compás, rítmicas, cadenciosas – y una calma chicha reinaba, omnipotente, en el aire caliente.</span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Dice el cuento asiático que iba el hombre siempre acompañado de dos ciegos, que habían osado contemplarlo en la cara y por su desfachatez habían sido castigados. El profeta – continúa diciendo la historia pasada gracias a la tradición oral – era de un rostro blanco deslumbrante, que cegaba e incluso mataba si uno se afanaba demasiado en observar a través de ojos vaciados de color. Se cubría la faz con una manta de seda virgen, y le colgaban a modo de tientos piedras preciosas de jade, de rubí, madreperlas y pedazos simétricamente tallados de resplandeciente concha nácar.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">El ciego del puerto del sur habló una vez de Hákim de Merv, pero ese vivió muchos años atrás. Al que yo vi lo encontré antes de que Allende se levantara en armas, pero no mucho antes. La primera década del año de 1800 corría, y estoy seguro de que no pudo haber sido después. ¿Un impostor de otro impostor? Seguramente. Las ilusiones de los pueblos por ver vueltos a los que prometían mejores futuros y que desaparecieron en condiciones misteriosas – como Sebastián el deseado, el Rey Arturo de Inglaterra o Federico Barbarroja – provocan solamente la germinación de leyendas. Desgraciadamente, siempre la verdad es más cruda, más llana e infinitamente más decepcionante. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">En todo caso, la vuelta del tintorero enmascarado, del profeta charlatán que fue atravesado por lanzas en los últimos años del siglo octavo de nuestra era (ciento y tantos de </span><st1:personname productid="la H←gira" st="on" style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">la Hégira</st1:personname><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">), no podía ser atractiva para nadie.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">La vuelta a la existencia de un ser tan deleznable no podía ser más que repudiada por quienquiera que conociera la historia.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">El moro de San Miguel era otro: un hombre tan feo que resultaba incontemplable.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">El castigo por la observación de sus deformidades no era la ceguera – como también éste vaticinaba – sino el rechazo más absoluto, la náusea incontenible, el vómito estrepitoso en forma de cascada y el debilitamiento consiguiente de todos los miembros del cuerpo, los temblores que siguen a las fiebres que atolondran, y el mareo insoportable de quien ha quedado vaciado de humores.</span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">En el atrio de la iglesia lo abordaron dos jesuitas.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Dicen que uno de ellos era el prior.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Yo nunca lo corroboré, pues al día siguiente tuve que salir a caballo para Guanajuato, con el barullo y el desorden que se armó en San Miguel luego de que se fortalecieron las filas de los soldados realistas, cuando llegó la voz al pueblo de que el indio Cleto había delatado al cura de Dolores.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Yo miraba desde una posición sesgada, pero con la cercanía suficiente para entender los murmullos, para discernir las palabras y para escuchar lo que ascendentemente se convertía en jaleo. El hombre del misterio iba vestido modestamente: unos harapos grisáceos y sucios, acomodados como Dios le había dado a entender, le cubrían el cuerpo que se adivinaba escuálido. El velo blanco, que debía ser de un material tan fino como la seda, para permitirle ver los escalones que se le presentaban, no tenía adorno alguno. Los ciegos que lo acompañaban se colgaban cada uno de un brazo, como hacen los ciegos para poder avanzar sin riesgo. Fue el padre prior – el que debía serlo – quien primero habló. Le retó por andar cubierto al pretender entrar a la casa del Señor; el hombre respondió en acento que podía ser mudéjar, o quizá del norte del África, que él veneraba a Alá. El cura insistió en que en las Españas eso ya no existía, y que Dios era uno y trino; el moro, incólume y flanqueado por sus ciegos, se mantuvo serio y dijo que no comulgaba con ello, que no había más dios que Alá, y que Mahoma era su profeta. Se armó la rebatinga; los curas empezaron a empellones; el ciego se desplazaba con suaves movimientos, esquivando los embistes, y al mismo tiempo conservando el apoyo a sus invidentes. El padre que acompañaba al prior aprovechó un momento en que éste lanzó un manotazo al hombro siniestro del moro para arrancarle el velo de la cara. Lo que siguió fue pasmo, y la calma chicha de la noche se acentuó.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">La audacia del cura había descubierto una cara que se despedazaba por momentos. Nariz ya no tenía; un ojo le colgaba encima del pómulo, goteante de un líquido verdoso.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Algo de pelo le quedaba, ensortijado, sobre la parte frontal de la cabeza.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">El labio parecía leporino; las llagas le comían los cachetes, y la frente le sangraba profusamente.</span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Aprovecharon el pasmo de los curas los acompañantes del leproso para despojar a los sacerdotes de sus joyas.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Diestros en el arte del movimiento veloz, no tardaron muchos instantes en dejarlos completamente desprovistos de adornos.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">El hombre que ya no tenía velo permanecía bien plantado en ambos pies, y su cara destrozada y sanguinolenta no tenía más movimiento que el propio arrastrar de los gusanos que se alimentaban de su carne putrefacta.</span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">El asco me orilló a entrar en el templo. Recé por el infeliz leproso, por los ciegos que no lo eran, y por los curas que habían sido temerarios e irrespetuosos de la fe ajena. Recé también por la obligación que debía cumplirse: el Santo Oficio juzgaba a quien no seguía los mandatos impuestos a sus fieles. Recé, por último, por que Dios perdonara mi cobardía. En el fondo de la nave, un Cristo de marfil me contemplaba con gesto que recriminaba mi presencia.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">No quise salir antes de que la misa terminara y que los feligreses se ausentaran. Sentado en una de las bancas laterales, poco a poco me fui quedando dormido. Un rayo de luz que entraba en diagonal por los altos marcos de las puertas de encino me despertó cuando pretendía empezar a tostarme la cara. </span></p> <p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Cuando salí a la plaza y me espabilé, advertí la presencia de varios indios que hablaban entre ellos, azorados, con el volumen murmullado que caracteriza el hablar de estas gentes. La plancha se iba llenando de curiosos; la gente se asomaba por los balcones; los carros de tiro se detenían, y yo entendí tarde por qué. Del laurel más alto del cuadro principal colgaban sin ondear los cuerpos sangrantes, cercenados de masculinidad, de dos curas desnudos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Georgia, serif; font-size: 100%; font-weight: normal; text-align: justify; line-height: 150%; "><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Maclovio Colunga, San Pedro Tlaquepaque, febrero de 2012.</span></p>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-70673535623621454242012-02-21T13:03:00.001-06:002012-02-21T13:05:47.155-06:00La causa remota de la existencia del redentor"En 1517, el P. Bartolomé de las Casas tuvo mucha lástima de los indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas, y propuso al emperador Carlos V la importación de negros, que se extenuaran en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas..."<div><br /></div><div style="text-align: right;">Jorge Luis Borges en "Historia universal de la infamia"</div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-41423981314221365532012-02-06T14:40:00.002-06:002012-02-06T14:55:49.559-06:00El falo del diablo en un sótano oscuro<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdCVbAKQ-4RuIoA2jF1EV6bZaYDwrrgVs7K6wKnXJsOChiJ50-cybeZJGNbJoZuha7SjUOBrtrme7JPCwNkE_Ley7JOuDBNw3v90GAcIhrHYn5r01zeDm-5hVTlBPThajJX6UT/s1600/S%25C3%25B3tano.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 375px; height: 341px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdCVbAKQ-4RuIoA2jF1EV6bZaYDwrrgVs7K6wKnXJsOChiJ50-cybeZJGNbJoZuha7SjUOBrtrme7JPCwNkE_Ley7JOuDBNw3v90GAcIhrHYn5r01zeDm-5hVTlBPThajJX6UT/s400/S%25C3%25B3tano.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5706129098382442530" /></a><br /><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; "><span ><span style="font-size: 15px; line-height: 22px; "><u><b>"Te he puesto en el centro del mundo para que puedas mirar más fácilmente a tu alrededor y veas todo lo que contiene. No te he creado ni celestial ni terreno, ni mortal ni inmortal, para que seas libre educador y señor de ti mismo, y te des por ti mismo tu propia forma. Tú puedes degenerar hasta el bruto, o, en libre elección, regenerarte hasta lo divino. Sólo tú tienes un desarrollo que depende de tu voluntad y engendras en ti los gérmenes de toda vida".</b></u></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span ><span style="font-size: 15px; line-height: 22px; "><u><b>Carta de Dios Padre a Pico della Mirandola</b></u></span></span></p> <p class="MsoNormal" align="right" style="text-align: right; "><span ><span style="font-size: 19px; line-height: 28px;"><br /></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Llueve afuera desde hace varios días, quizá semanas. El frío habría hecho pensar que una lluvia tan pertinaz sería improbable, y sin embargo los meteorólogos siempre se equivocan. Al igual que los economistas, pasan parte de su tiempo en explicar lo que va pasar, y otra significativa parte en explicar <i>what went wrong</i> y por qué las predicciones – tan meticulosamente analizadas, tomando en consideración todas las variables – no se verificaron en la realidad.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">La pequeña ciudad de Amstetten no puede ser más aburrida. Con sus casitas <i>clasemedieras</i> perfectamente alineadas una al lado de la otra, con sus jardincitos <i>clasemedieros</i> dando la bienvenida al interior amaderado a visitantes inasistentes; con sus chimeneas <i>clasemedieras</i> humeando aquí y allá; con su típica y <i>clasemediera</i> falta de personalidad. Los desastres de la guerra – Goya vivió otra igualmente horrible a <st1:personname productid="la Segunda Gran" st="on">la Segunda Gran</st1:personname> Guerra, con ahorcados, despedazados, descuartizados y desmembrados –, no sólo se reflejan en la muerte y la destrucción, en las mutilaciones y los desconsuelos de los que son desprendidos de hijos y madres, sino en la horrible necesidad posterior de reconstruir lo milenario… siempre con el mal gusto de quien impone lo eficiente.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Los jardincitos se mojan y amanecen ya no con rocío, sino empapados y encharcados aquí y allá. Tal vez en un par de meses deje de llover, para que el clima dé paso a la nieve. No hay remedio. La depresión es inevitable, a pesar de que todas las necesidades alimenticias y demás temas fisiológicos estén perfectamente cubiertos y atendidos.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">En el interior de la casa blanca marcada por fuera con el número 25 de <st1:personname productid="la Klosterstrasse" st="on">la Klosterstrasse</st1:personname> reina una paz aparente. Dentro no hay lluvia, y los techos bien sellados por un ex ingeniero de una genialidad propia de ingenieros que hacen honor al apelativo que se les aplica por sólo obtener un título universitario aíslan por completo el desquiciante y constante ruido que provocan las gotas gruesas de agua al golpetear contra las superficies. </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">En sendos sillones reclinables de la única sala de la limpia casa están sentados un hombre bien vestido, de cuidado bigote blanco y repeinados pelos bien tupidos y cortados con disciplina, y una señora de faz resignada, dueña de una de esas gorduras contundentes y rollizas propias de los que comen papas y harinas para soportar los crueles fríos de los inviernos inclementes. Su conversación es la natural en un matrimonio bien constituido de hijos que se fueron años ha; un matrimonio nunca destrozado por furias y recelos, por rabietas y traiciones, por pasiones y lujurias. La conversación de los que se casaron porque había que casarse, y esperan morir juntos. La conversación silenciosa de los viejos que se han cansado de vivir.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">El viejo tiene un nombre que se puede olvidar; ella también. Nadie los visita, y la resignación al tedio impera en la casa. Leyendo el periódico local, él ignora a la señora que contempla el vacío, quizá recordando tiempos mejores, o posiblemente esperando morir para acabar con la desesperante tranquilidad.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">A Elizabeth, sin embargo, todo esto le queda demasiado lejos. Recluida en un sótano frío, construido para esconderla ahí hace veinticuatro años por su padre, un ex ingeniero de una genialidad propia de ingenieros que hacen honor al apelativo que se les aplica por sólo obtener un título universitario, soporta la presencia de siete hijos hacinados en un espacio de poco más de treinta metros cuadrados; escuincles que huelen a bestias, que no conocen el sol, que han producido un idioma que sólo ellos entienden y que nunca han sentido el calor del sol de verano, ni han visto la nieve, ni han contemplado correr el agua del Danubio, caudaloso río navegable del que sólo los separan algunos pocos kilómetros… y esas paredes tan anchas que construyó su abuelo, el abuelo que los engendró cuando violó a su madre, esa desconsolada y sucia mujer de mirada perdida.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Algunos metros arriba de donde existen a su pesar seres humanos reducidos a animales, la vieja de la resignada imagen clava su mirada en su adusto marido. Quizá piensa en su hija perdida. ¿Por qué se fue Elizabeth de la casa? A pesar de que han pasado ya veinticuatro años, la anciana no logra olvidar a su niña, ni pierde esperanza de que algún día ésta vuelva a casa, como el hijo pródigo de <st1:personname productid="la Biblia" st="on">la Biblia</st1:personname>, como ella quisiera que se presentara, pidiendo una segunda oportunidad y un perdón por el incomprensible abandono del hogar paterno. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Nada sospecha Rosemarie. No obstante sus utópicas esperanzas, sabe que Elizabeth no volverá.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Sólo le intriga y le martilla la cabeza, varias veces al día, la contundente frase escrita del puño de su hija años atrás: “No volveré más.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">No me busquen, no indaguen; hasta nunca.”</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">El viejo arruga el periódico y se levanta de su asiento.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">– voy a dar un paseo –, le dice a Rosemarie.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Camina hacia la puerta de la sala y desaparece tras de ella.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Poco sabe Rosemarie.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; ">Nada sospecha.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Elizabeth vuelve a temblar cuando escucha que la puerta maciza de su prisión se mueve tras los pitidos del candado electrónico cuya clave sólo conoce el viejo. Entre drogada y confundida, aterrada e incrédula, maldiciendo en silencio su suerte, comprende que ya sólo le pertenece a su padre.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR">Llueve afuera con persistencia. Rosemarie no se cuestiona el porqué de la afición de su marido a salir siempre a caminar, aunque la lluvia aleje a los prudentes de las calles. Una violación más de las miles acontecidas a lo largo de los años se perpetra bajo sus pies mientras ella contempla con desgano las blancas paredes de su casa en <st1:personname productid="la Klosterstrasse. Nada" st="on"><st1:personname productid="la Klosterstrasse." st="on">la Klosterstrasse.</st1:personname> Nada</st1:personname> sospecha Rosemarie.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; "><span ><span style="font-size: 15px; line-height: 22px;"><b>Maclovio Colunga. Ciudad de México, febrero de 2012.</b></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-AR" style="font-size:11.0pt;line-height:150%;font-family:Arial; mso-ansi-language:ES-AR"><o:p> </o:p></span></p>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-35899933217656599512012-02-01T15:17:00.002-06:002012-02-01T15:22:20.899-06:00Instrucciones para emitir una discreta flatulencia<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9WK3HW7VGXT7rpC0s5nfWDcqpQ3WNn-AU1lCla7UDnJtzHjZrFvh0W__r9Q0z3F1i_6NvJlS27j7Z88IEPx_Yqpk1Guz6yEs4EkW-Jmu4Rs2MmVIW7gdpL__QkZw54h9jKVLX/s1600/%25C3%2589l+de+Bu%25C3%25B1uel.png"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 288px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9WK3HW7VGXT7rpC0s5nfWDcqpQ3WNn-AU1lCla7UDnJtzHjZrFvh0W__r9Q0z3F1i_6NvJlS27j7Z88IEPx_Yqpk1Guz6yEs4EkW-Jmu4Rs2MmVIW7gdpL__QkZw54h9jKVLX/s400/%25C3%2589l+de+Bu%25C3%25B1uel.png" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5704280513084444626" /></a><br /><p class="MsoNormal" style="line-height:150%"><i style="line-height: 150%; text-align: justify; "><span lang="ES-MX">Nota: Las flatulencias son, por antonomasia, antisociales. Tenga usted mucho cuidado de no llevar a la práctica el procedimiento que se describe a continuación a menos que las circunstancias no le dejen ver otra salida.</span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><i><span lang="ES-MX">Nota 2: Hay que recordar que existen momentos en los que una persona común y corriente puede emitir flatulencias con todo desparpajo y sin temor a una represión hostil por parte de la comunidad. Estos momentos son básicamente aquellos ratos en los que uno se encuentra en soledad, o en un lugar tan concurrido que sería imposible a los demás presentes señalar al flatulento como culpable de la emisión del céfiro estigmatizante (una discoteca, por ejemplo, o una manifestación multitudinaria de electricistas desempleados). Por lo anterior, el lector juzgará los casos en que estas instrucciones resulten aplicables.<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-MX"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><b><span lang="ES-MX">Sección (A)</span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-MX">Para emitir una discreta flatulencia, usted deberá primeramente asegurarse de la magnitud de la misma. Esto no será nunca posible saberlo a ciencia cierta, pero siempre se podrá tratar de adivinar. Usted también deberá intentar predecir, para efectos de saber cómo comportarse después, si la flatulencia será tonante o no.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height: 150%; ">Antes de disponerse a emitir su flatulencia opte por encontrarse sentado.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Esta disposición del físico – con el cabús en una silla y las piernas flexionadas cómodamente – permitirá retrasar la salida del aire del sur algunos momentos más.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">En caso de que usted se encuentre de pie y sin ninguna posibilidad de asumir otra posición, diríjase a la Sección (B) de este instructivo. </span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Si usted está hincado (en algún acto religioso, por ejemplo) la situación compromete más todavía, y las instrucciones correspondientes deberá buscarlas en algún otro lugar porque a nosotros todavía no se nos ha ocurrido nada.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height: 150%; ">La necesidad de emitir una flatulencia – que para algunos incautos puede tener consecuencias funestas – suele incrementarse en la medida en que aumenta la falta de confianza con el entorno.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Muy a menudo esta necesidad se presenta en una comida, y con cierta frecuencia cuando uno está por tomar el postre o el café.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">En estos casos, procure no estar monopolizando la conversación.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">En la medida de lo posible, provoque un argumento que acalore, para que los comensales suban el tono de voz –lo anterior como precaución, por si la flatulencia resulta ser de características sonoras – y para que se distraigan y se entretengan en otra cosa, en lo que usted continúa concentrándose en su procedimiento. </span><span style="line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height: 150%; ">Siempre apriete usted el chasís lo más que pueda.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Las flatulencias, en algunas ocasiones, pueden arrepentirse de su salida.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Desgraciadamente esto rara vez ocurre, por lo que si usted no es lo suficientemente afortunado deberá estar listo para obedecer este instructivo a cabalidad.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height: 150%; ">Nos encontramos en el punto en el que la salida de la flatulencia es ya inminente.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Usted se ha asegurado de no ser el foco de atención de la conversación y de que los demás comensales estén discutiendo intensamente sobre si la actuación de Pedro Infante fue mejor en “Los tres García” o en “Dos tipos de cuidado”.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Sonría y asienta como si estuviera de acuerdo con lo que afirma la persona que está hablando.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Con mucho desenfado y con la mayor naturalidad, discretamente levante su petaca izquierda del asiento.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Basta con que logre una separación, entre la silla y su piel, de un centímetro y medio.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">No hace falta más.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Para lograr esta distancia, apoye un poco más el zapato izquierdo sobre el tapete – nadie deberá notarlo – y recargue su codo izquierdo sobre la mesa, a la vez que descansa su barbilla sobre la palma de su mano izquierda, simulando el gesto de quien está maravillado con la conversación.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Para mayor eficiencia, procure torcer levemente la cadera mientras hace todo lo anterior.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Libere a la flatulencia justo en ese momento.</span><span style="line-height: 150%; "> </span><span style="line-height: 150%; ">Es importante recalcar que todos estos movimientos deberán hacerse casi de forma simultánea, pues si los realiza de manera escalonada seguramente volverá a atraer la atención de los demás comensales y se pondrá en desafortunada evidencia.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-MX"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><b><span lang="ES-MX">Sección (B)<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span lang="ES-MX">Estas instrucciones aplican en caso de que usted se encuentre de pie, con hartas ganas de despojarse de una incómoda flatulencia, y en medio de un ambiente social tenso. En este caso las instrucciones son relativamente simples. Supongamos que usted está participando en una conversación con otras tres personas. Usted deberá con toda permisividad dejar que la flatulencia se desenvuelva como es para ella natural. Sus movimientos deben seguir siendo pausados y tranquilos. Por ningún motivo haga aspaviento alguno que pudiera levantar suspicacias. Luego, espere alrededor de cinco segundos para cerciorarse de que la flatulencia esté ya en el ambiente. Pasado este lapso, finja una llamada telefónica que parezca muy urgente y retírese con estudiada premura. Es de suma relevancia que no lleve consigo a la flatulencia. A continuación, usted deberá ir a un rincón de la sala o a la terraza – si es que la hay – a atender su llamada ficticia. Deje pasar un par de minutos, y luego vuelva a la sala e incorpórese a un grupo nuevo. Es trascendental que no vuelva al grupo del que se alejó originalmente, aquel en el que debió haberse quedado rondando la flatulencia que usted abandonó, so pena de ser presa de miradas que le quieran culpar de la pesadumbre del aire. </span></p>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-1395274917393847182012-01-30T00:02:00.005-06:002012-01-30T00:16:57.354-06:00Toda belleza tiene caducidad menos la locura.<a href="http://roger14850.tripod.com/sitebuildercontent/sitebuilderpictures/dance-4-america-modern-dance-ithaca-1002.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 600px; height: 450px;" src="http://roger14850.tripod.com/sitebuildercontent/sitebuilderpictures/dance-4-america-modern-dance-ithaca-1002.jpg" border="0" alt="" /></a><br /> <!--[if gte mso 9]><xml> 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hermoso! ¡Dame la eternidad!<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" align="right" style="margin-bottom:16.0pt;text-align:right; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><i><span lang="ES" style="font-family:Georgia;mso-bidi- mso-ansi-language:ESfont-family:Georgia;font-size:100%;">Fausto</span></i></p></blockquote><p class="MsoNormal" align="right" style="margin-bottom:16.0pt;text-align:right; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><i><span lang="ES" style="font-family:Georgia;mso-bidi- mso-ansi-language:ESfont-family:Georgia;font-size:100%;"><o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-justify:inter-ideograph; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-family:Georgia;font-size:100%;">(I parte)</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-justify:inter-ideograph; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-family:Georgia;font-size:100%;">Hace unos días hablé con Ovidio Pastora. El poeta escribe un manuscrito en la capital imperial y togada de los bárbaros del norte. Lo invitó la universidad de Georgetown a repensar a ciertos teóricos de la condición humana. Se ha entretenido con Hanna Arendt y su concepto del mal banal. Estudiar al mal, afirma, es como construir un edificio pero al revés. Dejas los acabados al interior y la primera vista son los cimientos, esa obra negra, terrible pero necesaria.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-justify:inter-ideograph; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-family:Georgia;font-size:100%;">¿Es el mal necesario? La pregunta ofende, la necesidad sólo se da en el ser y el mal es la ausencia de ser. Baratijas metafísicas me dice Pastora, como poeta mi verdadera intención es la apariencia de todo esto, la forma, la estética pues. El mal ¡vaya que tiene estética! me avienta en cara. No me gusta hablar del tema, los abismos de la condición humana me traen escalofríos. </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-justify:inter-ideograph; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-family:Georgia;font-size:100%;">Cae la tarde y es viernes, y la tarde de mi estudio en Coyoacán es demasiado cálida. Le pregunto por su dama y me refiere como siempre a un poema. Uno de tantos que le ha escrito ese día en un rato de ocio mientras olvidaba a Arendt. Que terrible es desmenuzar un poema me dice. Uno empieza a leerlo y el disfrute está en terminarlo. Estudiar sus estrofas y sus síncopas es como destazar a la musa.<span style="mso-spacerun:yes"> </span>¿A poco no es así todo el arte? Tomemos la danza, sólo mientras se baila existe. O la música, cuya presencia se anuncia en verdad cuando los sonidos y silencios se queman en el deseo. Lo demás es academia, teoría, anteojos y ojeras, cosas feas. Acostumbrados demasiado a ver, pensamos que mirar el arte en la pintura y la escultura es quedarse quietos. Nada más alejado, es luz que juega y le habla en todos los susurros del espectro a las pupilas. Secretamente sabemos que todo arte es infinito, no porque no acabe sino porque sólo vive en el presente.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-justify:inter-ideograph; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-family:Georgia;font-size:100%;">Me dice Ovidio Pastora: El poema sólo existe mientras lo leemos. Como el beso, o como el suspiro… como la muerte, que se presiente sólo mientras se vive.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-justify:inter-ideograph; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span lang="ES" style="font-family:Georgia;mso-bidi- mso-ansi-language:ESfont-family:Georgia;font-size:100%;"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-justify:inter-ideograph; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span lang="ES" style="font-family:Georgia;mso-bidi- mso-ansi-language:ESfont-family:Georgia;font-size:100%;">Cont…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-justify:inter-ideograph; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span lang="ES" style="font-family:Georgia;mso-bidi- mso-ansi-language:ESfont-family:Georgia;font-size:100%;">Rafael Tobias</span></p> <!--EndFragment-->La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-39650299906627166882012-01-27T21:34:00.002-06:002012-01-27T21:37:43.047-06:00Poemas japoneses a la muerte...<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmbTePRTOL_thYEsclcIWxc6HkrJhDPnj662fhZrXfUliOKcrhyTxgtCwimCy6uTacyGRFJPAwO1SgMT9hiJqP5DrbY6i4SppV8UF_Ra8eTjBrMUSoRMRbDlBYzeQwcikqk00c/s1600/caligraf%25C3%25ADa+japonesa.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 381px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmbTePRTOL_thYEsclcIWxc6HkrJhDPnj662fhZrXfUliOKcrhyTxgtCwimCy6uTacyGRFJPAwO1SgMT9hiJqP5DrbY6i4SppV8UF_Ra8eTjBrMUSoRMRbDlBYzeQwcikqk00c/s400/caligraf%25C3%25ADa+japonesa.JPG" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5702521449233979218" /></a><br /><div style="text-align: center;">Oh, jóvenes,</div><div style="text-align: center;">Si teméis a la muerte,</div><div style="text-align: center;">¡Morid ya!</div><div style="text-align: center;">Si morís una vez,</div><div style="text-align: center;">No volveréis a morir.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><i>Hakuin (1685-1768)</i></div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-14292358281136175382012-01-23T17:28:00.008-06:002012-01-23T17:42:28.960-06:00Contra los tiranos de la Lengua<div style="text-align: center;"><br /></div><a href="http://www.sierrapambley.org/wp-content/uploads/El-academico-Salvador-Gutierrez-consider.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"></a><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><div style="text-align: justify; "><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><i><span class="Apple-style-span" style="font-size:100%;">En Mayo del año pasado remití una misiva a Maclovio sobre los cambios que apuntaba la RAE a la lengua española (</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:85%;">http://www.elpais.com/articulo/cultura/i/griega/llamara/ye/elpepucul/20101105elpepucul_9/Tes).</span></i></span></span></div><div style=" text-align: justify; font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><i><br /></i></span></span></div><div style=" text-align: justify; font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><i>El propósito informativo, la respuesta inflamatoria. Maclovio Colunga es un tipo anacrónico de tez a pies, así como presume que a sólo Dios da y recibe cuentas. Para él, tamaño atrevimiento de cambiar así de un plumazo la bella lengua es una infamia. Aquí les dejo su carta, la cual amenaza clavar en las puertas de la sede de las letras hispanas. RTobias.</i></span></span></div><div style=" text-align: justify; font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><br /></span></span></div></span></span><span class="Apple-style-span" style=" color: rgb(0, 0, 238); -webkit-text-decorations-in-effect: underline; font-size:medium;"><img src="http://www.sierrapambley.org/wp-content/uploads/El-academico-Salvador-Gutierrez-consider.jpg" border="0" alt="" style="text-align: justify;display: block; margin-top: 0px; margin-right: auto; margin-bottom: 10px; margin-left: auto; cursor: pointer; width: 263px; height: 175px; " /></span><div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="color:#0000ee;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;font-size:85%;">Salvador Gutiérrez Ordóñez</span></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-size:100%;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><br /></span></span></div></span></span><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">"¿Quién coordina la Academia? ¿Alguien tiene un contacto? Necesito redactar una carta y no sólo (con tilde en la "o") enviarla a la famosa Academia, sino más bien entregarla en mano del famoso Salvador Gutiérrez Ordóñez (a quien de paso le pediré que empiece a exiliar los acentos de sus apellidos patronímicos; de todos modos ya todo mundo los sabe pronunciar como vienen y sus tildes resultan ociosas).</span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">Despotrico con desacuerdos y molestias, y expongo mis fundamentos a continuación:</span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">1.- ¿Ye? ¿Qué vulgaridad es esa? ¿Por cuestiones fonéticas? Qué salvajada... ¿Y el origen histórico de las cosas lo vamos olvidando conforme la cacofonía nos invade y nos carcome? Mi apellido lo escribo con y griega, y puede que siga siendo el último tipo en la tierra que lo haga, pero seguiré llamándole a esa letra "y griega" por miedo a sonar como un profesor de álgebra de la secundaria.</span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">2.- La "che" y la "lle" ya no forman parte del alfabeto (que no sé por qué le llaman "alfabeto", siendo esto un "helenismo" obsoleto y anacrónico... abecedario es más "</span><em style="line-height: 17px; color: rgb(42, 42, 42); font-family: Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif; ">chic</em><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">") desde hace tiempo; en todo caso, la ignorancia de la novedad es imputable al de la pluma (disculparán ustedes).</span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">3.- Antes había que acentuar los demostrativos (siempre) y el "sólo" (solamente) cuando hubiera riesgo de ambigüedad (me monto en el macho, si no es molestia). ¿Por qué dejar la posibilidad de confusión o el riesgo de interpretación al criterio del lector? Creo que a veces conviene dejar las cosas claras. En todo caso, es bueno saber que si uno la caga la culpa RecAE directamente sobre Chava Gutiérrez Ordóñez...</span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">4.- Se elimina el acento en la "o" entre cifras, "quesque" porque las computadoras ya distinguen entre 0 y o. Muy bien. ¿Entonces ya está proscrita la escritura a mano? </span><em style="line-height: 17px; color: rgb(42, 42, 42); font-family: Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif; ">Prière de ne pas mâmer</em><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">...</span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">5.- Catar y no "Qatar". "Cuórum" y no "quorum" (yo siempre he escrito "quórum"; así que, por mi híbrido lenguaje, pido disculpas al señor de los apellidos maltildados). Resulta que si ahora uno quiere seguir poniendo Qatar y quorum (o "quórum", imagino que también le aplica), habrá que hacerlo en cursivas para enfatizar el "extranjerismo". Muy bien: tomo nota. Pero eso sí, agradezco (</span><em style="line-height: 17px; color: rgb(42, 42, 42); font-family: Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif; ">en passant, </em><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">ahora que los extranjerismos ya no estorban) a mi querido amigo el Ralfis de Haro, quien un día me hiciera notar que la riqueza de la lengua inglesa, en parte, se debía a su aceptación de los vocablos ajenos. </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">Así pues y como colofón, quiero rendir un austero reconocimiento al señor Gutiérrez Ordóñez por su comunión con George Orwell al enfatizar la utilidad de la neolengua (y querer de pronto convertir al castellano en su primer bastión) y también agradecerle por afanarse en hacer de este glorioso idioma una lengua pragmática y sin complicaciones. No dudo que este hombre hable y escriba bien el esperanto.</span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">Nota cultural: Los franceses se enardecieron un día que su academia tuvo la osadía de avisar que se suprimía el uso del acento que ellos llaman </span><em style="line-height: 17px; color: rgb(42, 42, 42); font-family: Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif; ">circumflex</em><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">, que en la mayoría de los casos subsiste en recuerdo póstumo de la anterior existencia de la letra "s" en ciertas palabras, tales como: "hostel" (ahora "hôtel") "fenestre" (ahora "fenêtre") y "hospital" (ahora "hôpital"). En efecto: así de fieros defensores de su lengua son los franchutes. ¿Qué harían, me pregunto yo, con un sujeto tan infecto como Gutiérrez Ordóñez? </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"> </span> <span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">Saludos enfurecidos, que les mando rabioso desde tierras muy secas...</span></span></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:100%;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;"><br /></span></span></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:100%;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; color: rgb(34, 34, 34); font-family:arial, sans-serif;"><span style="color: rgb(42, 42, 42); font-family:Tahoma, Verdana, Arial, sans-serif;">MColunga.</span></span></span></div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-42025230361898711162012-01-22T21:36:00.005-06:002012-01-22T22:50:54.056-06:00El ítem de la negritud... y un comentario sobre los despiadados esclavos-amos<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEx6YTQKC8Cshh9ubTCM2L2nk_gEDHZr3LwV-bt1RTnY9Dv61ANz1F6ysaz5G2l1tuiePnl2XmW1d42TkcqL_aXdZr94EAVfHxXQ16IYtMlQTTMjoHndOb_yCAg7C9RExdaOpu/s1600/Henri+Christophe.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 220px; height: 312px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEx6YTQKC8Cshh9ubTCM2L2nk_gEDHZr3LwV-bt1RTnY9Dv61ANz1F6ysaz5G2l1tuiePnl2XmW1d42TkcqL_aXdZr94EAVfHxXQ16IYtMlQTTMjoHndOb_yCAg7C9RExdaOpu/s400/Henri+Christophe.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5700684864457339426" /></a><br /><p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">Alexandre Dumas padre (hijo del general Thomas Alexandre Davy de <st1:personname productid="la Palleterie" st="on">la Palleterie</st1:personname>, primer general mulato del ejercito francés), fue un tipo particularmente mordaz. Si habláramos la lengua del Albión, diríamos con mucha precisión que era un<span class="apple-converted-space"> </span><i>witty fellow</i>, y si recordáramos la gran obra de Patrice leConte -ya citado no hace mucho en este <i>blog</i>- afirmaríamos sin chistar que el señor Dumas <i>avait de l'esprit</i>. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">Su condición de mulato en los altos círculos sociales y literarios de <st1:personname productid="la Francia" st="on">la Francia</st1:personname> de la primera mitad del siglo XIX dio muchas veces lugar a que el joven escritor fuera, por lo pronto en lo verbal, agredido, despreciado y denostado por sus coetáneos. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">Un día un infame, creyéndose ingenioso, lo enfrentó de forma (no tan) veladamente ofensiva:</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">- Por cierto, querido maestro, usted debe saber bastante de negros…-<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">- ¡Pero claro! – respondió en el acto el literato – mi padre era un mulato, mi abuelo un negro, y mi bisabuelo un simio. Como puede usted ver, mi familia comienza donde la de usted termina –.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">No sé francamente, pues yo no estaba ahí, quien habrá podido animarse después, en esa misma velada, a decirle al mulato escritor algo acerca de sus pelos tan cambujos…</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">Antes de recordar lo que a continuación se describe, conviene sin duda afirmar que la esclavitud (incluso en nuestros días, cuando legalmente ha sido abolida en gran parte del globo, y que a pesar de ello sigue partiendo los corazones de muchos infelices) debe ser, en cualquiera de sus manifestaciones, sólida y firmemente combatida... aunque decir esto sea tan perogrullesco como esgrimir que hay un derecho humano a manifestar las opiniones; y que, más en el sentido de lo nuestro, hay pocas cosas tan dignas de vergüenza en la historia de la humanidad como esa afición milenaria de los hombres por privar a sus iguales de la libertad... una de las pocas cosas - junto con las flores - por las que vale la pena vivir.</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">Alejo Carpentier, impecable escritor cubano de origen francés, relata en "El reino de este mundo", muy a su fantástico, particular y embrujador modo, las peripecias vividas por un ex esclavo negro de Haití al momento en que la isla es tomada por los negros, y el poder de forma súbita arrancado a los franceses por quien después se convertiría en el rey Christophe; aquel mismo rey Christophe que formaría una irrisoria y efímera corte de nobles negros (blanco de carcajada de los círculos contemporáneos de París); aquel que avocaría gran parte de su reinado a construir un castillo inalcanzable en lo alto de una montaña -por esclavos nuevos: ex esclavos de blancos, nuevos esclavos de un rey negro antillano-.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">La queja que Carpentier pone en labios de uno de los personajes centrales de la novela es, como poco, escandalosa; el reclamo es de igual forma, a su vez, revelador de que quizá Rousseau se equivocaba un ápice, y que el ser humano está lejos de ser en su esencia un<span class="apple-converted-space"> </span><i>bon sauvage:</i></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><i><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">"... Peor aún [dice un esclavo al momento en que maldice su suerte], pues había una infinita misera en la de verse apaleado por un negro, tan negro como uno, tan belfudo y pelicrespo, tan narizñato como uno; tan igual, tan mal nacido, tan marcado a hierro, posiblemente, como uno..."</span></i><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; line-height: 150%; "> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; ">Me dan ganas de ser más contundente, ahora que transcribo de nuevo esta desconsoladora frase del genio cubano, sobre la posición de don Jean Jacques Rousseau (padre desnaturalizado, él mismo, de niños atados a patas de mesas de palo), y se me antoja decir que no es que el suizo quizá se equivocara sobre la bondad del hombre. Me place afirmar que -y que se me perdone la ausencia de modestia - el autor del Contrato social se encontró en su postura en el centro del error: la maldad del ser humano puede alcanzar horizontes insondables.</span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Arial; "><o:p></o:p></span></p><div>Maclovio Colunga, Sans-Souci, enero de 2012.</div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-14530980032988552692012-01-20T16:03:00.007-06:002012-01-20T22:50:53.715-06:00La risa y lo grotesco<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsRcCVcdPb1xPF1UCDx4NWIZ9IJ8F6ozSTht1xXJ8zrYEgCITlA734iZF18tAJ_4MnYtjT_042jEmY0vFFCA3DGLkXlmHT_eOemaQ-guQjsg0TbIsQXZvh7cE3mcQiCLrr1OP_/s1600/2124597281_2dbe15958a.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 272px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsRcCVcdPb1xPF1UCDx4NWIZ9IJ8F6ozSTht1xXJ8zrYEgCITlA734iZF18tAJ_4MnYtjT_042jEmY0vFFCA3DGLkXlmHT_eOemaQ-guQjsg0TbIsQXZvh7cE3mcQiCLrr1OP_/s400/2124597281_2dbe15958a.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5699943167593741138" /></a><br /><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: right;"><span class="Apple-style-span" style="line-height: 24px; "><i><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">“Ha</span></i><i><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">y personas que son insolventes… porque son incapaces de indemnizarnos por el tedio que nos provocan”.</span></i></span></div> <p style="text-align: right;line-height: 150%; "><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">Guillermo Tovar y de Teresa<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">Schopenhauer, el filósofo del pesimismo más famoso de la cultura tudesca, estaba convencido de que los estados más insoportables para el hombre eran, en principio, dos: el de la extrema miseria y el del tedio absoluto. En sus Aforismos sobre el arte de saber vivir, Schopenhauer nos afirma que ninguno de estos estados es manejable. La miseria lleva a aquellos que son incapaces de solventar sus necesidades básicas a la desesperación y, quizás, incluso a la muerte (por inanición, por ejemplo). Por su parte, el tedio que pueden experimentar aquellos que tienen todas sus necesidades básicas, e incluso las secundarias, perfectamente cubiertas, puede surgir de una vida en la cual se ha perdido la capacidad de asombro y la posibilidad de disfrutar cualquier tipo de placer – recordemos el lamentable caso del estoico barón de Teive – o que, al encontrarse frente a su vacía soledad, se dan cuenta de la infinita pobreza de espíritu que les acongoja. El que sufre de este horrible tipo de tedio puede, en un caso desesperado, solucionar su problema con una única respuesta: el suicidio.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">La risa puede, ante este desolador escenario, convertirse en el remedio más eficiente contra el <i>spleen</i>, como le llamaron los ingleses a este doloroso estado de ánimo. Hay personas y situaciones que hacen reír a su pesar. Existen sujetos, por su parte, que gozan de la envidiable capacidad de resaltar las características grotescas de estas situaciones y de estas personas, y que logran con este atributo arrancarnos brutales, desenfrenadas e histéricas carcajadas.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">Patrice leConte nos relata, en su película Ridicule, la vida al seno de la corte del último rey de los franceses, a finales del siglo XVIII. Un noble de una provincia lejana cuyas tierras se han convertido en pantanos por problemas de ingeniería, decide ir a la corte a convencer a Luis XVI de ayudarlo a poner solución a lo que provocaba muertes e infertilidad en sus campos. La única forma de obtener el favor del monarca, nos hace ver leConte, es demostrando el valioso <i>esprit</i>, esa mordacidad que en la isla del norte llamarían a su vez <i>wit</i>, y que sería tan aplaudida en personalidades como la de Beau Brumell y Oscar Wilde. El provinciano, apenas llegado a palacio, se convierte en blanco de burlas. No obstante, pronto entiende el juego y logra hacerse famoso por su mordacidad e ingenio. El marqués de Bellegarde, quien lo adopta como pupilo para mostrarle las artes del comportamiento exquisito en el círculo de Versalles, le aconseja como fórmula indispensable para que el <i>esprit</i> luzca en todo su esplendor tener cuidado de nunca reírse de sus propios chistes.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">Se sabe que la humana no es la única especie que puede sobrellevar la tragedia de la existencia con risas esporádicas. Se ha detectado que los simios, los perros y los delfines, por mencionar algunas criaturas, reaccionan a situaciones que les divierten o les resultan placenteras con ruidos semejantes a las risas humanas. Sin embargo todo esto, a nosotros – en nuestro egoísmo de especie soberbiamente autosuficiente –, no nos quita el sueño ni las ganas de comer.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">A pesar de todo, lo grotesco debería en primer plano asustarnos o causarnos rechazo. Los bosquejos que Honoré Daumier hiciera de los personajes notables de la sociedad francesa del siglo XIX son meridianamente grotescos, y sin embargo, en una segunda lectura, resultan perfectamente risibles. Lo mismo pasa con las pinturas de Ensor, que podrían ser frívolamente calificadas de escalofriantes, y que con el debido análisis de quien está condenado a despertar todos los días en el ridículo girar del mundo, se convierten en cómicas imágenes de seres despreciables.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">Afortunadamente, no necesitamos buscar desesperadamente en los museos o en los <i>coffee table books</i> la provocación a la agradable y placentera carcajada originada en el ridículo. Los personajes de la vida real, como ya adelantábamos, pueden ser blanco fácil de candonga y sardónica mofa. Aquellos seres que se toman demasiado en serio y que no toleran la burla, pues no tienen la potencialidad de tomarse a sí mismos un poco en broma, son los elementos ideales para hacer reír a quien disfruta de lo grotesco.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">Guillermo Tovar y de Teresa, cronista emérito de <st1:personname productid="la Ciudad" st="on">la Ciudad</st1:personname> de México y seguidor incondicional de la filosofía schopenhaueriana, recalca que sólo estas imágenes – las más grotescas de todas – pueden hacerle reír. Surgido hace algunos años el Consejo de <st1:personname productid="la Crnica" st="on">la Crónica</st1:personname> de <st1:personname productid="la Ciudad" st="on">la Ciudad</st1:personname> de México por iniciativa suya, comenzaron sus integrantes a reunirse periódicamente para atender los asuntos que les atañían. Una de las primeras reuniones se llevó a cabo en la casa de don Guillermo Tovar en formato cena. Uno de los miembros de <st1:personname productid="la Crnica" st="on">la Crónica</st1:personname>, un celebrado escritor de izquierdas recientemente fallecido, no tardó en monopolizar la plática para abundar en piropos dirigidos a su ilustre trayectoria. Su soberbia y su autocomplaciente tono, su vanagloria y el abordaje sublimador de sus propios méritos, pronto hicieron reír al Cronista Emérito. Éste no pudo más: víctima de un ataque de risa que le hacía ya descoyuntarse por momentos, tuvo que comerse la servilleta y correr al baño para carcajearse a solas con el fresco recuerdo del episodio más grotesco que había presenciado en mucho tiempo.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">En el libro de la risa y el olvido, Milan Kundera nos cuenta la historia de una mujer que deja su país para huir del brazo rojo del comunismo. Trabajando en Francia como mesera, la protagonista de la novela sirve casi diariamente la mesa a un grupo de poetas que se reúnen a hablar de sus creaciones. Beodos consuetudinarios, ebrios patéticos, los poetas logran – al menos momentáneamente – hacer a la mesera olvidar la tragedia de su vida con risas que le surgen al presenciar lo tragicómico.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">Erik Hartman, personaje de Tom van Dyck, era pretendidamente un conductor de un programa de televisión flamenco dedicado a mostrar al público, en vivo, problemas de la sociedad. Un buen día se abordó el delicado asunto de la mala praxis médica. Como invitados especiales, Hartman recibió a Mariijke, una mujer que había quedado cuadripléjica por la torpeza de un médico que la había querido operar de un tumor benigno que la aquejaba, y a Valère, un hombre cuyas cuerdas vocales habían sido erróneamente manipuladas por otro galeno mentecato para dejarle una vocecita chillona y endeble. El video grabado de la transmisión fue difundido por Internet. Hartman, divertido a su pesar – pues el programa precisaba toda su seriedad y comprensión para con los afectados – no pudo impedir burlarse de la voz que le salía a Valère de la garganta. Lo grave del asunto radicaba en la obligación del conductor de permanecer en su asiento. La prohibición de reír por algo que no debía ser motivo de chasco le dio a Hartman razones adicionales para terminar desternillándose de risa.<o:p></o:p></span></p> <p style="text-align:justify;line-height:150%"><span style=" line-height: 150%; font-family:Arial;font-size:11pt;">La risa provocada por la contemplación de lo grotesco es, sin duda, la más cruel de todas; pero no podemos negar que esta forma de risa es, también, la que más nos hace gozar<o:p></o:p></span></p><p style="text-align: justify; "><span><span style=" line-height: 22px;font-size:15px;"><b><i>Maclovio Colunga. Ciudad de los Palacios, invierno de</i></b></span></span><span class="Apple-style-span" style="line-height: 22px; font-size:-webkit-xxx-large;"><b><i> 2011.</i></b></span></p><p style="text-align: justify; "><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj98xzTjx-mNHJ7X9QQ_0kZk-OkPBjpAhyphenhyphen5nRya_f01VD7hwTE1VeSq1jCzEx7zHWskA4c089k3jnJb5JuokjaspH0Fye_KqNBJSygCPt3OkA_0pUDtnQlGKADMhl9Hrf7O0KtS/s1600/ordaz2.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"></a></p><p style="text-align: center; "><span><span style="line-height: 22px; font-size:15px;"><b><u><br /></u></b></span></span></p><p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-20687308325853672562011-02-09T23:35:00.006-06:002011-02-10T00:07:02.076-06:00100<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://www.elhablador.com/blog///mnt/w0001/d22/s02/b029f33e/www/elhablador.com//blog//wp-content/uploads/2008/02/escritor_chileno_Roberto_Bolano.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 340px; height: 462px;" src="http://www.elhablador.com/blog///mnt/w0001/d22/s02/b029f33e/www/elhablador.com//blog//wp-content/uploads/2008/02/escritor_chileno_Roberto_Bolano.jpg" border="0" alt="" /></a><br /><div style="text-align: justify;">Hace varios años ya que empezamos este diario de fatigas. Correspondencias que van y vienen en un devenir donde los silencios son lo más importante, quizá por eso escribamos tan poco y siempre, solamente, de madrugada.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Entre los silencios están nuestros pensamientos más terribles, nuestras máscaras más grotescas, el baile del tugurio que agota y no sacia. También están el día a día, el sol que amanece y la tarea que hay que cumplir para que haya pan y licor amargo en nuestras mesas. Las risas de los amigos, los sueños de alcobas que han aprendido a despertarse juntos y la lectura sorpresiva de la página de farándula. Está la anécdota de la existencia que no vale palabra alguna porque su himno es el silencio, que se lleva todo al sueño del vacío. Una vida común que acaba en el sueño de otro que tampoco será recordado y así sucesivamente.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¿Para qué escribir? solo para contar historias. El placer de contarte a ti que me lees sospechoso.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Conmemoramos nuestra entrada 100 con una sola frase que resume la existencia de este blog...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: center;">"Todos quisiéramos ser detectives salvajes y que alguien como Bolaño nos escribiera..."</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div>RT</div><div><br /></div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-18688378541131102732010-12-19T22:47:00.006-06:002010-12-19T23:12:10.076-06:00"La tristeza es tu peor enemigo."<div align="justify">Parece verdad de panfleto y máxima de libros rosas, pero quizá es tan importante saberlo que vale la pena publicarlo en donde se pueda:</div><div align="justify"> </div><div align="center"></div><div align="center">"La tristeza es tu peor enemigo."</div><br /><div align="justify">Aliado de los peores vicios y amargo de todas las lágrimas (hay lagrimas dulces), la tristeza es la enfermedad más sutil y dolorosa del alma. Es una contradicción con una sola paradoja: la melancolía, territorio de poetas y músicos cuyo genio ha logrado encontrarle un sentido para salir de ella. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">En este diario de desvelos se habla mucho de saudades (el arte portugués de sentir la melancolía), y siempre de madrugada el corazón del trasnochado autor se expresa en fados. Respeto la manía de inspirarse en el frío de la horas diurnas, aunque me parezcan resabios de oraciones en viejos conventos que nunca conoceré. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">Por mi parte hago una declaración que sólo a mi me importa: nunca escribo triste. Siempre escribo después de la tristeza. Durante ella sólo existo como en el vacio y mi existencia afirma vivir para la nada. El diálogo con la tristeza es cantarle a la muerte.</div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">Termino mi incursión en esta bitácora con un epílogo a mi carrera de letras:</div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="center"><em>"Salir de la tristeza para vivir el instante, instante en el que te escribo para que en estas letras de alguna forma, te reconozcas."</em></div><div align="justify"></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Eleuterio Salvatierra, desde una Lisboa eterna y siempre leal.</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><br /><br /><center><object width="480" height="385"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/yGTm7XlrUeA?fs=1&hl=es_ES"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><embed src="http://www.youtube.com/v/yGTm7XlrUeA?fs=1&hl=es_ES" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="480" height="385"></embed></object></center>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-79032436550104594102010-12-14T01:52:00.000-06:002010-12-14T01:54:19.352-06:00Abandono<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipXAjiaYBhNCYwyh3tCaZ2QXvgoYhh6IzkLJ1ScIsc91JGa3d_-6cU8KIMehyphenhyphenxZotgSrBdwc7BTmzS0SC8BHAKg0zcICklqm1lNDnWvBDeXf1Ldn2PLEW9mwigmSrPPWL8OM5C/s1600/nostalgia.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 395px; DISPLAY: block; HEIGHT: 248px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5550442933723862002" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipXAjiaYBhNCYwyh3tCaZ2QXvgoYhh6IzkLJ1ScIsc91JGa3d_-6cU8KIMehyphenhyphenxZotgSrBdwc7BTmzS0SC8BHAKg0zcICklqm1lNDnWvBDeXf1Ldn2PLEW9mwigmSrPPWL8OM5C/s320/nostalgia.jpg" /></a><br /><div></div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-38958794914602834002010-10-27T17:40:00.004-05:002010-10-27T18:22:23.995-05:00Escribir como exorcisar<div align="justify"><a href="http://frmarkdwhite.files.wordpress.com/2009/03/othello-iago.jpg?w=468&h=307"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 279px; DISPLAY: block; HEIGHT: 157px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://frmarkdwhite.files.wordpress.com/2009/03/othello-iago.jpg?w=468&h=307" /></a><br /><div align="right"><em></em></div><br /><div align="right"><em><span style="font-size:85%;">"o, beware, my lord, of jealously!</span></em></div><div align="right"><em><span style="font-size:85%;">It is the green monster which doth mock,</span></em></div><div align="right"><em><span style="font-size:85%;">The meat if feeds on."</span></em></div><div align="right"><em><span style="font-size:85%;">Iago. Act III, Scene 3.</span></em></div><div align="right"><em><span style="font-size:85%;">Othelo, Shakespeare</span></em></div><br /><br /><br /><div align="justify">Así como el hombre entra a la política porqué siente que algo le falta, el escritor realiza lo suyo porque siente que algo le sobra.</div><br />Algo incómodo o algo que lo asfixia, a veces algo como una sonrisa o una lágrima.<br /><br />Nuestro gremio es el de las soledades concurridas que piensan en escribir para ver si en alguna letra se queda aquello que las acompaña como sombras de medio día.<br /><br />Hoy por ejemplo no aguanto la bola de pelo en la garganta; quizá sea un corazón roto que busca caerse de nuevo. Quizá sea la esperanza que se asfixia.<br /><br />Diría algún verso:<br /><br /><div align="center">"Cenizas y soles que caen, angustía de colibrí que no vuela demasiado rápido"-</div><br /><div align="justify">Todos nuestros versos, todos para exorcisar una idea, un aroma o una cabellera negra. </div><br />Este que no es verso, para exorcisar los celos; celos de un idioma extranjero y de un fantasma que no conozco pero me acecha como sombra de medio día.<br /><br />Rafael Tobias </div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-66984048156182910522010-10-01T02:11:00.003-05:002010-10-01T02:31:04.049-05:00Zamba para no morir<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://cms7.blogia.com/blogs/d/de/del/deliteraturayalgomas/upload/20091005014518-mercedes-sosa.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 400px; height: 327px;" src="http://cms7.blogia.com/blogs/d/de/del/deliteraturayalgomas/upload/20091005014518-mercedes-sosa.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><br /><div style="text-align: justify;">Que grande era Mercedes Sosa. Tan grande como los poemas de los poetas latinoamericanos que se recitan en la primaria cuando le da a uno por concursar y a los padres por aplaudir.<br /><br />Escribir es un acto que requiere un pretexto y el mio es la Negra del Uruguay. La que no conocí sino hasta que ya estaba bien muerta.<br /><br />Pienso en Uruguay y pienso en Paraguay y pienso en ella, la que olvidé para que me olvidara y hoy esta por acordarse de un tipo gordo para siempre.<br /><br />Pienso en la tristeza del abandono y en los corazones rotos. En los olvidos y los "ya me acuerdo"...<br /><br />Escribir es un acto de soledad y por ello le hace el amor a la noche fácilmente. La noche siempre esta sola, de sol y de gente, los nocturnos no somos gente sino sombras que alguien escribe, somos pensamiento que se vuelve sueño solamente.<br /><br />Que grande es escribir para acordarse de Mercedes y de los amores peregrinos, en cualquier noche, que cualquier es buena para cantar las saudades y los ayeres. Uno envejece mientras duerme; la noche es eterna.<br /><br />Rafael Tobias<br /></div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-400816364778903932010-07-28T02:02:00.004-05:002010-07-28T02:38:19.510-05:00Autorretrato<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://www.blogylana.com/wp-content/uploads/2008/11/medium_tony_montana2.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 304px; height: 380px;" src="http://www.blogylana.com/wp-content/uploads/2008/11/medium_tony_montana2.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><br /><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;">Me acuerdo que se reborujaba el pelo chino con cierta desesperación. Estaba de pie, muy erguido. A alguien esperaba frente a una iglesia que parecía estar en completo abandono desde épocas inmemoriales. Se entretenía mirando con expresión burlesca a las personas que iban pasando. Fue tanta la curiosidad que me causó su ridículo atuendo que me detuve unos minutos a analizarlo, escondiéndome detrás de un mezquite.<br /><br />Se trataba de un tipo más bien narizón y de cara un tanto larga. Se había atrevido a ponerse un traje de terciopelo rojo – como el del tío Francis, pensé – y se apretaba el cuello con una corbata muy delgada. Demasiado delgada. Por el bolsillo superior del saco le asomaba, en desorden, un pañuelo de rayas rosas y azules. Creo acordarme que de un momento a otro se empezó a poner nervioso, y en su inquietud de pronto recargó la suela del zapato derecho sobre la pared que le quedó más cerca. Se rió, tal vez al darse cuenta que imitaba la famosa postura de la garza, y sin querer enseñó un calcetín que cazaba con el diseño del pañuelo de colores. La ridiculez de su vestimenta – decidí en ese instante – podía pasar por divertida. Creo que fue cuando yo estaba llegando a esta conclusión que me vio. Su expresión había pasado de lo burlesco a lo melancólico. Me miró durante un tiempo que yo juzgué demasiado largo. Luego, mientras se ajustaba las mancuernillas con gesto que quería disimular su nerviosismo, se volteó y caminó hacia la banqueta, alejándose de donde yo estaba. Con fingida calma se subió a una motoneta gris, vieja pero simpática, y se fue zigzagueando entre los coches.<br /><br />Diez años después lo volví a ver... y lo reconocí. Estoy segura que él también me reconoció a mí. No sé si en verdad haya borrado ese momento de su mala memoria, pero algo me dice que se niega a aceptar que me recuerda.<br /><br />Hoy lo conozco bien. Pero aquel día, afuera de la iglesia, nunca hubiera creído que ese joven que se paraba como garza fuera tan corajudo y tan atormentado. Un sujeto que me pareció a primera vista nervioso resultó ser un gran aficionado a postergar sus obligaciones y un experto en prolongar las horas de la mañana recargando la cabeza en la almohada. Sin embargo, su carácter es contradictorio: así como puede ser de una pasividad absoluta y alarmante, cuando está de buen humor es capaz de sentarse a escribir frente a la computadora durante días, descansando solamente para leer algunas páginas que alumbra con la tenue luz de una lámpara adornada con pelos de chivo.<br /><br /></div>Maclovio Colunga (DdY)<br /></div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-7074504583265942752010-02-06T04:48:00.004-06:002010-02-06T13:59:43.190-06:005am<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://moblog.net/media/j/u/d/judojule/eastbourne-5-am.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 516px; height: 387px;" src="http://moblog.net/media/j/u/d/judojule/eastbourne-5-am.jpg" border="0" alt="" /></a><br /><div><br /></div><div><br /></div>Solo sé escribir de madrugada, siempre pensando ser ese sol que quiere levantarte de un sueño que no has tenido, pensando en la curiosidad de la noche que no tuviste, el insomnio que te abraza después del pecado.<div><br /></div><div>Me propongo ser para todos los que leen perdidos estas líneas, para todos y en especial para ti a quien no conozco.</div><div><br /></div><div>Para los enamorados que duermen sin soñar y para los que sólo sueñan, aunque nunca duerman.</div><div><br /></div><div>Para el que las cinco madrugada es una hora compartida de soledad tan concurrida. </div><div><br /></div><div>Para ella a quien olvidé y que no puede olvidarme. Para quien ya me olvidó y estas líneas siempre han tenido su nombre.</div><div><br /></div><div>Para el amigo, para el que me detesta. Para ti que no te importa y para el que cree que ya esta cansado. La fatiga también es inspiración.</div><div><br /></div><div>RT</div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-42991221047346132462009-10-26T01:31:00.008-06:002009-10-26T01:50:16.406-06:00Evadir la ausenciaCiertamente estos versos no me van a comprar una revolución.<br /><br /><div style="text-align: right;">Pero quizá en una botella sirvan para un cocktail molotov.<br /></div><br />La lógica no sabe un carajo. Duele más lo que no se tuvo, lo que no se perdió. El aborto de lo posible es la pérdida desabrida.<br /><br /><div style="text-align: right;">Saudade, dicen los portugueses. Jodidez digo yo.<br /></div><br /><br />RTLa Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-5084473745676131642009-10-05T03:48:00.004-05:002009-10-05T04:29:00.172-05:00Escribir de madrugadaLo he dicho ya, este es un diario de desvelos. No aspiro a escribir las luces de una nueva ilustración o encender las llamas de alguna revolución (y miren que estamos tan cerca del 2010).<br /><br />Quizá sea modesto el cantar a los dormidos y hacer una Manifiesto por los insomnes de esta ciudad terrible que aparenta paz aun cuando en alguna calle se escuche algún grito desesperado.<br /><br />Esta es la carta a los que nos sabemos dueños de la plaza, como el loquito de Cinema Paradiso, amos y señores del eco y el tenue frio de las primeras horas que parecen las últimas de un día que alargamos. Acá somos otros, los poetas, los genios, los valientes que murieron en algún campo cuando soñaban con la bala que esquivaban. Acá los danzantes, los mil máscaras, los que pintan en la piedra de alguna caverna en la soledad del desierto del valle de Kino.<br /><br />Uno escribe no porqué si (para eso estan los burócratas), sino por alguien que espera recibir un dia un verso decente. Esa es la verdadera historia del amanecer, la lucha condenada de un pobre escritor que no le alcanza para pagar la musa y sólo tiene un recuerdo, una estampa que de verla se le gasta...<br /><br />Quisiera decirte mil cosas con talento, mil y una como las noches del cuento. Pero soy un pobre escritor y no me alcanza para la musa, solo tengo mi madrugada y este diario de desvelos para mandarte a la noche que ya me olvida unos cuantos versos que esperan ser todavía parte de tu sueño, para que te arrullen, para que te quieran, para que te digan el "Buenos días" y me traigan tu "¿Cómo estas?" de vuelta.<br /><br />Soy ese pobre escritor que no para de pensarte y que de tanto, ya se le pasó la noche y su poema, y sólo le queda el deseo de ver tus ojos: ojos entre azul buenas noches y verde buenos días.<br /><br />Rafael Tobias<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://nivonog.zonalibre.org/archives/torre%20latino%20al%20amanecer.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 640px; height: 476px;" src="http://nivonog.zonalibre.org/archives/torre%20latino%20al%20amanecer.jpg" alt="" border="0" /></a>La Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-83219370439114972482009-07-14T00:52:00.003-05:002009-07-14T01:19:43.288-05:00That's the deal!<div style="text-align: center;"><object height="344" width="425"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/XMpVcd9YsQo&hl=es&fs=1&"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><embed src="http://www.youtube.com/v/XMpVcd9YsQo&hl=es&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" height="344" width="425"></embed></object><br /></div><br />"Why love, if losing hurts so much? I have no answers anymore: only the life I have lived. Twice in that life I've been given the choice: as a boy and as a man. The boy chose safety, the man chooses suffering. The pain now is part of the happiness then. That's the deal."<br />C.S. LewisLa Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-29900647.post-26008541943031848402009-07-08T04:10:00.005-05:002009-08-04T21:39:32.488-05:00Vengo a decirte adiós para olvidarte.<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://farm2.static.flickr.com/1225/1174239050_9fc17dee17_m.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 240px; height: 180px;" src="http://farm2.static.flickr.com/1225/1174239050_9fc17dee17_m.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><br />Un poema sirve para saludar y despedirse. En medio sólo hay prosa, cadencia de presente, rutina de olvido. Los poetas siempre nos equivocamos, pensamos en el amor no como un hecho, sino como un propósito, un deseo... Ya lo dijo Bonifaz:<br /><br /><div style="text-align: center;"><em><span style="font-size:85%;">Vamos desesperadamente</span></em><br /><em><span style="font-size:85%;">perdidos, tendiendo los brazos.</span></em><br /><em><span style="font-size:85%;">Buscamos sin hallar, pidiendo</span></em><br /><em><span style="font-size:85%;">en vano siempre, recordando,</span></em><br /><em><span style="font-size:85%;">llamando sin que nos oiga.</span></em><br /><em></em></div><em><span style="font-size:85%;"><br /></span></em>Los poetas pedimos contemplar más que tocar; no deseamos terminar con lo que admiramos; somos escultores del tiempo y no fotográfos...<br /><br /><div style="text-align: center;"><em><span style="font-size:85%;">Hoy aprendo a mirarte,</span></em><br /><em><span style="font-size:85%;">a estar contigo, a saber deslumbrarme,</span></em><br /><em><span style="font-size:85%;">crédulo, humilde, abierto, ante el milagro</span></em><br /><em><span style="font-size:85%;">de mirarte subir una escalera</span></em><br /><em><span style="font-size:85%;">o cruzar una calle.</span></em><br /></div><br />Sólo los malos corazones se aburren...<br /><br /><br />Rafael TobiasLa Cosa Mostrahttp://www.blogger.com/profile/10851933423623580052noreply@blogger.com0