lunes, enero 14, 2008

Follar o no follar, una pregunta a la champaña (Envio de Lorenzo Matias)



Empezó por agarrarme los cojones por encima de los vaqueros. El bar amanecía y yo, para variar, tenía la polla dispuesta. El bar amanecía y mi Dulcinea – tengo que deciros que esta sí era una princesa – estaba más que dispuesta. Le tomó otro sorbo a su Gran Dama. Si la muy guarra no bebía directamente de la botella es porque era una princesa y porque se la bebía conmigo.

A dónde me llevas tío. Me cagó en la leche, bonita, te llevo al cielo, al infierno, a mi al coche, a la playa, a todos los lugares donde puedas gritar y los cangrejos del mundo te oigan; te llevo a una isla, a una de esas donde si caes en un hoyo apareces en otra historia, te llevo donde los viejos no existen, donde no hay niños, donde hay una luna y tu y yo. Y entonces la muy maja me agarró con decisión la polla y me dijo lamiéndome la oreja: con irnos atrás de la barra me conformo, poeta.

Nunca he sido un hombre muy devoto, pero esta mujer era un ángel o por lo menos, bebía como los mismos ángeles deben beber. Le di un beso. Dame dos minutos guapa y te regalo dos horas. Se rio, cómo deciros, cristalinamente. Si te largas, macho, me largo yo también, alcancé a oir que me decía, mira que no espero a nadie. Pero a mí sí me esperas, conmigo sabes que es diferente, pensé. Algún demonio juguetón me hizo voltear a verla. Mira tía, mejor deja respirar ese bello culo tuyo y espérame tirada detrás de la barra. Mientras la fornicaba, fugazmente me asaltó una pregunta cuya respuesta tenía debajo de mí. Follar, siempre, hasta que el cuerpo lo decida, hasta que no haya más allá. Sé que mi reflexión escandaliza a mi hermano que parece un monaguillo del siglo pasado, pero mira que los monaguillos también se corrían, eso si nunca dejaban la paja, pero creo que un polvo es más sano.

A pesar de todo sigo esperando a la mujer del aire, esa que no tiene compromisos ni mentiras ni chingaderas, como diríais vosotros. Eso sí, creo que ni mexicana ni española. La tía detrás de la barra se llamaba Pilar o eso me dijo, jamás pensé en vejecer más de un mes con ella. Fornicaba como los ángeles, nos bañamos con champaña.

Lorenzo Matias

1 comentario:

O. dijo...

Evidentemente, un vil camuflaje. ¿Dónde quedó Lucía y su sexo? A ella no la mencionaste.

Acerca de mí

COSAMOSTRA es el heterónimo colectivo de 7 que se encontraron por azar, se reunen por necedad y han decidido escribir por necesidad.
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