lunes, junio 09, 2008

Una mujer ridiculamente hermosa

La frase no es mía sino de un señor muy feo con una (ex)esposa muy hermosa. El tipo un intelectual y como tal un hombre que se percata de la belleza y le asombra el poseerla. Lo ridiculo es que la belleza se posea. La belleza suele ser un aroma que apenas percibido se disuelve, como la ternura de los seres. Se si mira demasiado aparece inevitablemente el defecto. La maldición de Adán y Eva y su necedad de comer del arbol del conocimiento. Por eso nos emborrachamos, para regresar a ese estado primigenio; por eso en la borrachera todo nos parece más bello. La inteligencia, la muy puta, no se mete con nosotros.

Lo ridículo, repito, es poseer la belleza. Como poseer la música, un albur. Dejarla ir, dejarla pasar. Ese es el orden natural del mundo, la ley de un universo que se expande y se contrae, tan mecánico el cabrón.

Pero también pasa que este orden se enamora del caos y suceden milagros, y es cuando dejo de entender un carajo y paso al completo estado de asombro. Y es cuando acudes a todos los poetas que nunca has leido para que te presten palabras que rimen con lo que estas viendo; todo es balbuceo. Si me preguntaran diría que no tengo talento, porque se me vienen a la mente sabores de la infancia y colores: morados, rojos, verdes, amarillos, negros. Quizá alguna pintura famosa, de esas que todos tenemos alguna copia barata en nuestras casas. Pero todo parece tan muerto enfrente de ella, como si todo fuera un caricatura, un dibujo de ilustraciones infantiles con formas deformadas y lineas demasiado gruesas y demasiado toscas.

Y no comprendo. Pero intuyo que en esa sonrisa estan las bellas artes y esta el misterio del mundo. Y es divina. Y es diabólica. Son las bodas del cielo y del infierno. Es la terrible belleza que ridiculamente se posee y que innevitablemente se ignora.

Este fin de semana conocí a la mujer de 20 años que inspiró este texto. A la mujer que contiene en sí el misterio por el cual el hombre dejo der ser bestía y quiso ser Hombre y luego... Dios.

Rafael Tobias


jueves, junio 05, 2008

rePUTAción



Dicen por ahí que si la palabra reputación tiene “puta” remetida entre sus letras, esto no es casualidad. En efecto, la fama” es la señora de las putas; nunca se compromete con quien piensa tenerla y exige de su acompañante sudores de trabajo más que de placer, dispendio al por mayor y bravuconadas de cantina “pa’ defender el honor”. Es una señora golfa la fama de la que solo el necio se enamora, el trepador corteja, y don dinero padrotea. Seduce su vulgaridad porque al vulgo se pertenece, sólo él es su verdadero dueño. A la fama se le manosea mientras nos roba la cartera y si puede el apellido para el bastardo que lleva en el vientre. Su bastardo tiene nuestro nombre y nuestro rostro, pero al guapo lo hace feo y al feo lo hace mounstro. RePUTAción, la muy vacante; te acuestas con todos y a todos nos juras fidelidad. Puta cara por la que el necio todo lo vende porque no sabe distinguir entre valor y precio.

Rafael Tobias

Acerca de mí

COSAMOSTRA es el heterónimo colectivo de 7 que se encontraron por azar, se reunen por necedad y han decidido escribir por necesidad.
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