La frase no es mía sino de un señor muy feo con una (ex)esposa muy hermosa. El tipo un intelectual y como tal un hombre que se percata de la belleza y le asombra el poseerla. Lo ridiculo es que la belleza se posea. La belleza suele ser un aroma que apenas percibido se disuelve, como la ternura de los seres. Se si mira demasiado aparece inevitablemente el defecto. La maldición de Adán y Eva y su necedad de comer del arbol del conocimiento. Por eso nos emborrachamos, para regresar a ese estado primigenio; por eso en la borrachera todo nos parece más bello. La inteligencia, la muy puta, no se mete con nosotros.
Lo ridículo, repito, es poseer la belleza. Como poseer la música, un albur. Dejarla ir, dejarla pasar. Ese es el orden natural del mundo, la ley de un universo que se expande y se contrae, tan mecánico el cabrón.
Pero también pasa que este orden se enamora del caos y suceden milagros, y es cuando dejo de entender un carajo y paso al completo estado de asombro. Y es cuando acudes a todos los poetas que nunca has leido para que te presten palabras que rimen con lo que estas viendo; todo es balbuceo. Si me preguntaran diría que no tengo talento, porque se me vienen a la mente sabores de la infancia y colores: morados, rojos, verdes, amarillos, negros. Quizá alguna pintura famosa, de esas que todos tenemos alguna copia barata en nuestras casas. Pero todo parece tan muerto enfrente de ella, como si todo fuera un caricatura, un dibujo de ilustraciones infantiles con formas deformadas y lineas demasiado gruesas y demasiado toscas.
Y no comprendo. Pero intuyo que en esa sonrisa estan las bellas artes y esta el misterio del mundo. Y es divina. Y es diabólica. Son las bodas del cielo y del infierno. Es la terrible belleza que ridiculamente se posee y que innevitablemente se ignora.
Este fin de semana conocí a la mujer de 20 años que inspiró este texto. A la mujer que contiene en sí el misterio por el cual el hombre dejo der ser bestía y quiso ser Hombre y luego... Dios.
Rafael Tobias
Lo ridículo, repito, es poseer la belleza. Como poseer la música, un albur. Dejarla ir, dejarla pasar. Ese es el orden natural del mundo, la ley de un universo que se expande y se contrae, tan mecánico el cabrón.
Pero también pasa que este orden se enamora del caos y suceden milagros, y es cuando dejo de entender un carajo y paso al completo estado de asombro. Y es cuando acudes a todos los poetas que nunca has leido para que te presten palabras que rimen con lo que estas viendo; todo es balbuceo. Si me preguntaran diría que no tengo talento, porque se me vienen a la mente sabores de la infancia y colores: morados, rojos, verdes, amarillos, negros. Quizá alguna pintura famosa, de esas que todos tenemos alguna copia barata en nuestras casas. Pero todo parece tan muerto enfrente de ella, como si todo fuera un caricatura, un dibujo de ilustraciones infantiles con formas deformadas y lineas demasiado gruesas y demasiado toscas.
Y no comprendo. Pero intuyo que en esa sonrisa estan las bellas artes y esta el misterio del mundo. Y es divina. Y es diabólica. Son las bodas del cielo y del infierno. Es la terrible belleza que ridiculamente se posee y que innevitablemente se ignora.
Este fin de semana conocí a la mujer de 20 años que inspiró este texto. A la mujer que contiene en sí el misterio por el cual el hombre dejo der ser bestía y quiso ser Hombre y luego... Dios.
Rafael Tobias
3 comentarios:
Por los cojones de Cristo, basta de tanta jotería, carajo.
Puede ser ridícula la belleza, o la música? La belleza es momentánea, es por eso que nos apasiona la belleza.
Volverás a ver a la chica de 20 años?
un beso hace falta para volverla bella?
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