martes, diciembre 18, 2007

De como ofender a un invidente...

Serie: Retratos de Maria Font (II)


Este fin de semana acompañé a Maria Font a un museo. El lector podrá detenerse en este punto y pensar que lo que viene es la derrama de romanticismo decimonónico que en pluma de un posmoderno es tan fatigosa como una tarta de pueblo en algún quince años merenguero. Pero no es el caso por el momento. Maria Font merece un poema que todavía no termina de suceder (los poemas para escribirse primero tienen que suceder). Así que guardo la crónica del fin de semana que me regaló y aprovecho el espacio que ya se abrió en su curiosidad para algunos apuntes sobre la gente que va a los museos.


Abomino lo vulgar. Y pocas cosas denotan más vulgaridad que estar ante lo sublime y no darse cuenta (la frase no es mía pero como si lo fuera). En ese sentido, a veces pienso que los museos son monumentos a la paradoja de la condición humana: Se expone lo mejor de la civilización y asiste lo peor de la misma. Y lo peor no es la ignorancia, sino las ganas de entretenerse sin cultivarse; la masa que asiste si muchos asisten; el deseo frenético de la foto del recuerdo sin recuerdo.



La obra de arte es cíclope para algunos y caleidoscopio para otros. Los colores o hipnotizan o marean. Las formas o causan vértigo o dan sueño. Los espacios entre cada marco o pedestal recuerdan los abismos insondables del alma humana, o los callos de unos zapatos que no fueron hechos para caminar.


Por eso a veces me sorprende gente que lee pocos letreros y mira demasiado a las obras. Y no me refiero a quedarse viendo un letrero horas en alguna pretenciosa galería para que luego te indiquen que solo es el baño. De quien hablo es de los que miran admirando los detalles, pues saben que en los detalles esta el corazón de todo arte… o no está.


El colmo de lo cursi sería decir que con las personas es lo mismo. Pero ustedes perdonarán que lo afirme, porque este texto, en realidad, no es sobre arte, ni sobre los museos, tampoco de mi esnobismo o mi vasconcelismo adulterado. Es sobre Maria Font, aunque no lo parezca, aunque todo lo demás -el mundo y yo mismo- seamos mero pretexto.



Rafael Tobias



martes, diciembre 11, 2007

Retratos de María Font (I)


Maria Font, así le digo. Así me gusta recordarla. El nombre se lo robé a un personaje de Bolaño. Y es que el escritor me ha jodido la mente en estos meses; de alguna forma intento encarnar sus historias en la mía; y sus rostros; y sus delirios. La realidad, por otra parte, no me ayuda: parece su cómplice. Como en aquella historia de Michael Ende, pareciera que al leer sus retazos estos se cosieran a la trama de mi vida. En ese contexto conocí a Maria Font. Así me gusta llamarla. Y así se las describo:

Maria sólo tiene hermanas (aunque algún medio hermano según entiendo); tiene una casa bonita y un jardín que ahora es más cochera que jardín. En el fondo (Bolaño me persigue) una cabañita donde antes había dos camas y ahora una sola pero matrimonial. Las historias de la cabañita son bolañescas.

Maria no es poeta. Pero lo parece. Su papá podría ser arquitecto. María dice que tiene poco busto. A mi me parece decente. Y a la verdad, como una vez le dije, sus ojos grandes, como moros, distraen lo suficiente como para no fijarse en otra cosa. Excepto, claro esta, si te sonríe. Su sonrisa no la cuento, es mi secreto. El rostro de Maria es como triste. Aunque ella no lo sea. De esos rostros que parecen de otra época y que la felicidad pasó demasiado rápido por ellos dejándoles solo la belleza de la melancolía.

María es tímida. O es como dama. O es como aristócrata. A mi me gusta a pesar de que continuamente me siento torpe a su lado, como cuando acaricié su piel so pretexto del frío y pensé en decirle un poema sobre su piel pero los demonios de mi simpleza me inspiraron tan solo una alegoría estúpida sobre la piel de las gallinas. En mi defensa les digo que ella me sonrió. Y es que ella es linda por donde se le vea. Sus viajes por el mundo la han hecho un tanto sensible, un tanto sencilla y un tanto, para bien de mi causa, tolerante.

Mucho puedo escribir sobre ella y en algún momento ameritará un poema. Hoy me siento tan incapaz como cualquiera, como el de a pie que se idiotiza ante lo que no comprende. Tan sólo sirva este escrito para dejar testimonio que la poesía que uno lee es siempre profecía autocumplida en alguien que se vuelve como un sueño que persiste; recordando para el caso el final de un poema de Bonifaz Nuño que se lee:

“Mayo contigo me ha mirado, octubre
Me quiebra sin remedio; nos separa;
Y yo pienso en tus ojos todavía.”

Rafael Tobias

lunes, diciembre 03, 2007

Elogio del olvido

por José Luis García Martín

¿A qué grabar un nombre en las paredes,
manchar con torpes trazos la blancura
deslumbrante, impoluta, de la nada?
¿A qué este vano empeño de ir dejando señales,
de escribir en la arena, a resguardo del viento,
las triviales miserias que conforman tu vida?
Sobre las tercas líneas que dibujan un rostro
ha de pasar la mano piadosa de los años
borrando letras, sílabas, palabras sin sentido.
El papel en que escribes volverá a estar en blanco.
¿Y habrá dicha mayor que no haber sido?

lunes, noviembre 19, 2007

Nada le debo al 68




Crecí con el reproche "de mis mayores" que mi generación estaba vacia y que no peleaba por nada. Consumismo y frivolidad fueron los estigmas que se me repitieron hasta el cansancio. Me lo creí y siempre tuve nostalgia de esas marchas y consignas que en mi país fueron siempre caricatura. Como suele pasar, el conocimiento me dió en la madre y de tanto buscarle al mito, éste se desvaneció; me sentí timado. Lo que hace o deja de hacer mi generación es a lo mucho resaca de tanta cursileria.

Mi manifiesto es el mismo del famoso discurso de Nicolas Sarkozy en Bercy que llama a "Liquider les héritiers de Mai 68" y mi sensibilidad está en los adjetivos que le regala a la década Cristopher Domínguez Michael este domingo en El Ángel (Reforma, 18/11/2007) a propósito del degenerado de Norman Mailer:

"Todos tenemos alguna grave culpa que achacar a los 60 y no pocas virtudes y noblezas que reconocerles, pues ya se habla de aquella década otorgándole la categoría de la Revolución Francesa, de un conjunto de fenómenos de un alcance histórico extraordinario. Mailer es uno de los demiurgos de aquella creación y su genio está, tal cual se lee en "Los ejércitos de la noche", en haberla preservado en su algarabía y en su relajo, en su fanatismo autoritario y en su temple a la vez libertario y antiliberal, a través de la honradez de su fraternidad y de su boba altanería de revuelta de señoritos."


No, nada le debo. Y si le debo sólo será mi dolor de cabeza...

Rafael Tobias, psiquiatra.

viernes, noviembre 09, 2007

La melancolía de la belleza



La belleza, es evidente, pertenece al reino de lo efímero. La belleza es saudade del paraiso perdido y justificación de la esperanza del creyente. Para algunos, sin embargo, la fealdad esta llamada a heredar el mundo. Es de mi pensar el pensar de Cervantes y el de Ortega: si no salvo mis circunstancias no me salvare yo: Eah!, hagamos de las porqueras Dulcineas.

¿Y después? La locura... una bella locura


Rafael Tobias

jueves, noviembre 08, 2007

domingo, octubre 28, 2007

25 horas en Belgrado....



Te vas a Belgrado mañana. ¿Perdón? ¿A donde? Bielorrusia fue lo primero que me vino a la cabeza, Google Maps me sacó de la duda; partía con rumbo a Serbia, una de las repúblicas de la ex-Yugoslavia. Sólo entonces recordé una larga (y confusa) conversación que hace algunos años sostuve con un estudiante Serbio, quien me detalló la historia de su país desde la segunda Guerra Mundial, pasando por Tito, Milosevic y el bombardeo de la OTAN en los noventas. Me apresuré en convenir mis arreglos de viaje, presentaciones Power Point y alguna lectura turística para las pocas horas que tendría libres.

El ambiente era arquetípicamente del viajero de negocios: taxi al Charles de Gaulle, escala en el ultramoderno aeropuerto de Zurich, “business–class lounge”, sonrisa hipócrita de la azafata, una noche in-situm, hotel opulento (con un piano bar llamado el “New Orleáns” y spa apto para un magnate ruso), una presentación en la mañana, taxi de regreso, etc.

No fue del todo convencional. Lo primero de lo que me percaté al llegar a Belgrado, es que todas las mujeres, sin excepción, eran bellas. Desde las empleadas del aeropuerto, las transeúntes, las meseras, las recepcionistas… Un funcionario del Banco Mundial me aclaró el punto esa misma noche: “es algo en el agua” -dijo sin titubear.

Imposible fue buscar un taxi convencional rumbo al “business center” que acogía la conferencia, sólo había individuos de facha hostil, gafete al pecho con la leyenda “taxi”. Una vez aceptando mi suerte, un abigotado sujeto me llevó en sus auto particular, la tarifa fue digna de un país fundador de la Unión Europea.

El camino fue amable, y me dispuse a ver con atención desde mi ventana: la carretera boscosa que te lleva a la ciudad, entre dos ríos, con dejos europeos (calles, iglesias, puentes), neblina permanente, atascada de edificaciones soviéticas, grandes, sobrias, grises, graffiti, platillos de televisión satelital saliendo de cada ventana, soviéticos también los coches, tranvías y camiones. Sólo la vista hacia las afueras asomaba rasgos de reciente prosperidad: zonas de edificios nuevos, de vidrio y acero, de muy mal gusto en su mayoría.

Mucho impactó me causo ver algunos edificios bombardeados por la OTAN que se mantienen todavía en pie, tal vez como recuerdo histórico, pero también como atracción turística creo yo. El cuero se me enchinó conforme los pasábamos, nunca había visto un edificio bombardeado, y la estela que deja en el ambiente es penetrante.

El afamado “business center”, se encontraba en uno de los edificios mas altos –y soviéticos- de la Ciudad (pero no más que uno cuya cima sostenía una especie de platillo volador del cual emergía una antena de transmisión enorme). Había llegado, subí en uno de los ascensores más viejos en que me había montado en mi vida, hasta el piso 20, el último del edificio. Cada que paraba en un piso, las puertas del ascensor tardaban alrededor de 30 segundos en abrirse, medio minuto en los que la imaginación vuela en materia de aventuras posibles. Estaba tranquilo, pues un teléfono rojo de emergencia, con letras de un idioma por mi desconocido y todavía con el sistema de la “ruedita” colgaba de la pared. Si algo pasaba, pensé, el teléfono de fabricación rusa seguro me sacaría de cualquier apuro.

Esa noche una caminata por el centro fue lo ideal, calles netamente europeas y lo que parecía ser una vida nocturna vibrante. Mi grupo de acompañantes me lo confirmaría posteriormente: “the nightlife is amazing, for example, this street is called Silicon Valley, and not exactly for its high tech industry”. Nosotros nos limitamos a cenar y tomar unos tragos en un restaurante llamado “Dorian Grey”, exquisitamente decorado, como exquisitamente vestido estaba el capitán de meseros, todo hacía sentido. Conforme nosotros regresábamos al hotel, grupos de jóvenes con vestimentas de piel y tenis puma caminaban las calles en busca de vodka y música eminentemente electrónica.

A día siguiente tomé un taxi en la calle desde el “business center” (cuya descripción omito por falta de creatividad) rumbo al aeropuerto, el cual curiosamente me cobró un tercio de lo que me cobró el primero. La música en absolutamente todos los taxis era la misma, popurrís de música americana, desde el Twist hasta los Back Street Boys.

Dejé Belgrado con ganas de explorarlo a fondo. Y pasé del ambiente medio europeo, medio soviético, de nueva opulencia y apretura, pero con la herida perceptible de los bombardeos, a ese limbo del viajero de negocios, con exactamente la misma azafata sonriéndome, ofreciéndome una toallita facial y el Financial Times como lectura… vaya cambio de paisaje.

Pentecostés Segundo

sábado, octubre 27, 2007

Bolaño le responde a Tobias

"En México lo esperaban sus amigos, la noche del DF, la vida de los poetas"

Auxilio Lacouture, en Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño

Odiseo Chilango




Un sentimiento extraño nos embarga a los chilangos cuando viajamos. Salir de la ciudad es siempre una alegría. Salir a la "provincia" supone un regreso a los origenes. Y es que, al menos en el sentimiento, el verdadero chilango cree que es de otro lado y que la vida esta en otra parte. Como un Ulises tropicalizado, nos embarcamos en nuestra personal Odisea desde cualquier parte y por cualquier medio (aunque gracias a las lineas areas de bajo costo, ahora muchos inauguran el avión -lo que ha multiplicado "el persinamiento" antes del despegue según he podido constatar-).


Si es cierto que la identidad surge del contraste, el chilango tiene la maldición de creer que todo lo de afuera de alguna manera le va a parecer conocido, la novedad como déjà vu. El Chilango es platónico. Quizá de ahí provenga la asimilada idea, hoy patrimonio nacional, de que los defeños no somos las personas favoritas más allá del EDOMEX. Verdad que en el DF no solo hay gente de todos lados sino demasiados de todos lados. Como me decia una amiga de Tijuana: El DF es un resumen mal hecho de México (p.d. no supe que contestar).

El domingo regresé de Chiapas y venia pensando todo esto cuando empezé a ver los caserios grises (en permanente obra negra) que rodean al aeropuerto citadino (también en obra permanente). Como Aquiles, el regresar supone sentirse desconocido, como si en nuestra ausencia el tiempo y el espacio nos hubieran jugado una broma y aunque en apariencia todo siga igual algo muy adentro nos advierte que aún aquí somos extraños. La melancolía de quien regresa de un viaje siempre ha existido. En nuestro caso, es la melancolía de sentirse demasiados, de perdernos, de ser devorados. Lo incomensurable nos asusta pero también nos reconforta: la multitud siempre será una locura, la nuestra una bella locura. Por lo demás hoy regreso a trabajar... como diría el poeta, la resignación se encarga de arreglar casi todo.

Rafael Tobias (texto publicado en el "Blog de la Ciudad" del Reforma)

miércoles, octubre 24, 2007

De concursos de belleza...



Si hay un tema que siempre despierta polémica es el de los concursos de belleza. Para unos es la celebración de la belleza femenina mientras para otros es la trivialización de la misma. Después de un siglo de movimientos feministas la reflexión no deja de ser interesante. ¿Quiénes son estas mujeres que cautivan los ojos de las cámaras y la imaginación de quien las observa? Nos acostumbramos a verlas en pantalla y espectaculares, en revistas y aparadores. Siempre sonrientes nos miran sin mirarnos y nos seducen con un estilo de vida al alcance de la tarjeta de crédito. Para sus críticos musas del consumismo, para el hombre y la mujer de a pie reflejo de un subconsciente colectivo. De todos los escenarios que conforman el teatro del mundo, el de la belleza es sin duda el más presenciado y el menos conocido. Su encanto parte en mucho precisamente de ese misterio ambivalente.

Rafael Tobias

(Algo más en: http://senoritatec2007.blogspot.com/ )

miércoles, octubre 10, 2007

domingo, octubre 07, 2007

La Mostra plutocrática y el Club 51

Una buena pintura amerita de un buen marco. Todavía más, una pintura mediocre puede hacerse grande con un buen marco. Así un sujeto medianamente retratado pero encerrado en un cuadro de grandes bucles y racimos de madera dorados adquiere cierta majestad y nobleza (vaya del siglo XVIII si se quiere). Así un caja de zapatos sin chiste pero encerrado en el MOMA adquiere el mote de obra de arte y un precio que alimentaría un pequeño país.
En fin, con eso de que en todo la forma es fondo ya todo es instalación: Me instalo, ergo suum.

En sociedad, la conversación también requiere sus marcos adecuados. Y hoy en la Ciudad de México si se va a hablar de PODER el marco es, o pretender ser, el piso 51 de la Torre Mayor. El lugar ya habita en el imaginario colectivo del chilango aspiracional. "Atrás quedó el reinado del Club de Industriales!" parece gritar la nueva generación de los que ocupan sus membresias (convenientemente más baratas).

Hace unos días Tijuanej, Tobias y Pastora se apostaron desde su terraza. El vértigo del poder es el vértigo de la altura. Igual de ilusorio e igual de atractivo. Hipnotizados por el mar de luces que se extendía en el valle de asfalto y ejes a nuestros pies. Desde ahí la poesía es cortesana y la obra de arte es un commodity. Aún la bella dama que nos condujo desde el lobby de la alta torre hasta el humo del tabaco que nos esperaba, no era la musa sino la corona del hombre. Pastora sufre.

Al fondo un grupo de jazz tocaba en vivo alguna canción de Ella Fitzgerald. Como los jeans, el jazz se ha vuelto aristocrático y entra en la éstetica de lo "cool".

A golpe de Buchanan's Tobias se embriagaba y veía napoleonicamente su país, el mismo que en la mañana había visto tumultuoso y violento en las entrañas del sistema colectivo METRO. Para colmo Pastora le soltó que tenia parecido con Ugalde, el del IFE. Tobias sufre.

Tijuanej mientras tanto deambulaba por el lugar simulando una llamada del mismismo Redentor por su celular. Notese que para la ocasión el conocido nómada se había quitado sus habituales ropajes de viaje (sombrero Panamá, chamarra guerrillera y morral), para usar un impecable traje sastre, raya de gis y "a su missura". Alguna dama lo veía con simpatía y el sujeto a su lado con perspicacia. Por su parte Tijuanej evaluaba el mobiliario. En efecto, conocía al decorador y sospechaba que había algunos libros y artefactos por ahí que se sustrajeron de su biblioteca.

La noche proseguía y la Mostra adoptaba nuevos mostros que bebían con ella, los textos de Noami Klein se mezclaban con las anécdotas de otras noches como esta. A lo lejos el rumor de la ciudad que nos mira incendiando el cielo sobre nosotros que oculta todas sus estrellas. Ya lo decía Chesterton, el pecado de la torre de Babel no fue ascender sino creer que a las estrellas eran demasiado pequeñas y nosotros demasiado grandes.

Las grandes ciudades, la modernidad misma, ha pretendido la muerte de las estrellas que ya no se ven en sus noches iluminadas por el neón. A falta de ellas ha pretendido colocar nuevas en altos edificios que rascan el cielo. El cielo sufre y quiere volver a confudir las lenguas. Sin embargo hay demasiadas academias de idiomas.

La noche paga la cuenta del lugar y la Mostra se despide en elevador en el que abruptamente Pastora exclama: "Bajamos en chinga!". Nadie dice nada, quizá la frase fue demasiado poderosa y verdadera. En las afueras siempre hace frio.

Rafael Tobias

martes, octubre 02, 2007

El regreso de Coyoacan Joe

Después de meses de incertidubre sobre la existencia de Coyoacan Joe así como de teorias que iban desde que era hijo natural de la Tigresa (del oriente), hasta que sus "versillos" contenían mensajes subliminales properredistas, por fin se aclaran las dudas. Coyoacan Joe concede su primera entrevista. Nótese uniforme de secundaria federal y dificultad notoria para estructurar frases. Por cierto amenaza con hacer Condesa Joe. RT



Si no han visto el video original, pulsen aqui

lunes, octubre 01, 2007

Algo para conmemorar un poema

"La eternidad enamorada del tiempo, le ama y le desprecia, lo primero en el instante lo segundo en lo mortal."


Hoy se celebra 50 años de un poema que es más manifiesto que poema, Piedra de Sol de Octavio Paz. Cadencias de erotismo y de identidad, música para la letra del Laberinto de la Soledad. La Mostra celebra el nacimiento de un poema como la conversión de un pecador. Ante la mierda del mundo: la palabra. Enhorabuena.

Otra buena (mejor) reseña en el blog de Silva-Herzog
La frase que abre este post no es del poema original, su origen, mucho más humilde, el libro de recortes de la pubertad de Tobias (entre cosas más innobles), que trataba de opinar sobre una obra de arte. Por supuesto el crítico siempre es sacrificable.

lunes, septiembre 24, 2007

Homenaje a Edward Hopper


La obra más famosa del melancólico pintor tiene, como siempre, su sosias,
R Tobias



domingo, septiembre 23, 2007

Hopper que fui y otros mostros


Alguna vez le escuchamos decir a Borges que se podía ser Socratres sin leer a Platón, bajar a incinerar el mundo sin haber leido a Nietzsche o bajar a incendiar el mundo sin saber de Cristo. También se podía ser borgiano sin haber leido al buen ciego y más aun, o precisamente por eso, ser posmoderno sin que Rayuela nos hubiera secuestrado alguna madrugada.

Nos hemos sabido muchos y con nuestros muertos platicamos antes de saber de sus nombres o sus grandes egos. Ellos nos describen y nosotros a ellos, que por nos y por vos vuelven al presente que sigue al tedio de cuando nos soñamos originales.

La Cosa Mostra regresa con ganas de apuntar una travesía, una bitácora arbitraría de quienes son su presente sin quererlo pero también sin negarlo. Y en este paso comenzamos con Edward Hopper, de quien Tobias se siente permanente atrapado en uno, cualquiera, de sus cuadros, especialmente en fines de semana o en las madrugadas de cualquier día, donde se aposta en su ventana y creyendose poeta se acuerda de las palabras de un verdadero poeta que al mirar a la ciudad que dormía, escribío de todas las cosas alla afuera :
"(...)quisiera que alguna me llamara
sólo por darme el regocijo
de contestar que estoy aquí,
o gritar el quién vive
nada más por ver si me responden.
Pienso: si tú me contestaras:
Si pudiera hablar en calma con mi viuda.
Si algo valiera lo que estoy pensando.
Llueve en México; llueve
como para salir a enchubascarse
y a descubrir, como un borracho auténtico,
el secreto más íntimo y humilde
de la fraternidad; poder decirte
hermano mío si te encuentro."

Quizá alguna responda, quizá Tobias ya se haya dormido para entonces....



Tobias y Esposa desconocida, retratados por -otro- eterno presente en Edward Hopper

martes, junio 05, 2007

Querer ser como dioses


Todos los artistas tienen en común la experiencia de la distancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, y la perfección fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo: lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es sólo un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu.

Juan Pablo II


jueves, mayo 31, 2007

Despertar a tu lado

Tobias regresa a la Mostra con un poema de su autoría. Baste recordar lo que me decia el abuelo " no es lo mismo acostarse con alguien que dormir con alguien"... y aunque tardiamente vengo a darle la razón al viejo, no quise dejar de pasar lo estético del instante...



DESPERTAR A TU LADO

En el soñar realidad soñada,
Los hijos de Adán
Comparten la noche eterna mientras
Su creador los mira y se reconoce.

[Abrazo compartido de almas susurrantes]

Cuerpos que se saben juntos
Respiraciones que se pertenecen
Calores que se confunden
Soledades que se abandonan en algún punto.

[Acompasados corazones y alientos que se suceden]

Tu cuerpo es laberinto que enloquece,
Camino que el día olvida y solo la noche revela.

El tiempo pasa y maldigo al tiempo,
La noche pasa y maldigo al día,
Le susurro a tus ojos que no se abran,
Y ruego a mi sentidos que no te olviden.

No hay horizontes, no hay promesas,
Solo el instante que guardamos en los brazos
Sólo el abrazo que guardamos en el sueño

Ayer pretendí no quererte para hoy quererte siempre,
Aunque sea por un instante
Aunque sea por soñar que me soñaba el día de mañana
Despertando, como desde hace 50 años, a tu lado.

Rafael Tobias

domingo, febrero 11, 2007

La mejor solución

La Mostra presenta un poema que vale la pena leer, aunque sea por resignación, esperamos sea del agrado de su comodidad burguesa,
R Tobias.


La mejor solución
(Harry Martinson
Traducción de Octavio Paz)

La resignación se encarga de arreglar casi todo:
poco a poco se forma una suave costumbre del dolor.
Eso acontece sin protestas y sin vivas.

Uno se esfuerza hacia arriba
y se acostumbra hacia abajo.

No son las revoluciones, sino las resignaciones
las que han permitido al hombre que viva,
si es que en realidad ha vivido.
Nadie, sin embargo, ha sobrevivido.

Es posible arreglar las jubilaciones,
pero las resignaciones se arreglan sin nadie.
Alivian poco a poco y sin cesar todas las instituciones
de las obligaciones y de las opiniones.
Y el ocaso, sonríe.

sábado, enero 27, 2007

El Arte de Servir al Estado o JV desciende a los Infiernos

La Mostra publica como texto invitado la crónica de un recien estrenado burócrata. El texto proviene de una larga carta que recibí y de la cual seleccione un pasaje. Los nombres de las dependencias y sus titulares se cambian por así ser del interés de nuestro colaborador eventual. R Tobias

(...)
Asi, vi al Dr. S el 30 de julio y despues de una cordial y breve entrevista me dio la bienvenida. Trabajaria con el Dr. P, en el 5o Piso del Edificio de San José. Pequeño detalle: este lugar estaba a tres horas de distancia de mi casa. Mi oficina era pequeña y tenia esas luces color neon blancas. Mi escritorio era de madera y mi computadora tenia un acceso a Internet bastante rapido. ìGracias a Dios! Pues de no haber tenido Internet no se como habria quemado tantas y tantas horas.
La verdad es que el Dr. P no me daba casi nada de trabajo, pese a que una vez que falte tres dias me dijo que "Aqui se trabaja mucho y muy duro" y es que habia faltado porque pesque una salmonelosis infernal por un tamal que me comi en la calle o por las hamburguesas del BurgerKing que siempre me han sentado mal. En todo caso, lo unico que logre hacer fue un par de cuadros comparativos sobre cateos en los distintos Estados de la Republica Mexicana. Sin embargo, el "Visirador" (como lo apodabamos R y yo por su parecido a un egipcio,con todo y ese tipo de pelucas con el que aparecen en los jeroglificos) siempre estaba muy satisfecho por el trabajo que hacia. Afuera de mi oficina estaban dos secretarias: Elena y Laura. Y en las demas oficinas estaba Fernanda (una muchacha que tambien habia estudiado en Lyon en 2005) y el Lic. Tomas Cordero y el otro Lic. Tomas Cordera. Nunca pude distinguir quien era quien sino ya bien entrado el tiempo. Mi dia comenzaba a las 9.30am cuando me despertaba y tenia que tomar un autobus hasta San José. Un verdadero infierno. Asi debe ser realmente el infierno. Eran unos camiones grandes verdes, que al parecer, en la jerga popular les llaman "gondolas". Son sucios y brincan mucho . La gente que viaja en ellos es muy pobre. Me dio la oportunidad todo esto de acercarme un poco mas y mirar de cerca cual era esta realidad de mi pobre pais. Entraban señoras gordas con sus vestidos con diseños de los años setenta, maquilladas exageradamente y pintadas de gueras. Subian hombres sudados, vistiendo ropa vieja. De verdad que recordaba mis viajes al Cairo... realmente no estamos tan lejos.
Subian a vender de todo: desde chicles, gomitas, papas fritas, hasta epriodicos o recetarios de cocina o por 10 pesos, todas las canciones de JoseJose, de toda su carrera, en formato MP3. O, en cierta ocasion, por 10 pesos, la coleccion de mas de 1000 libros en un CD, desde todos los libros de Harry Potter a la Biblia, la Divina Comedia y el Segnor de los Anillos.
Debia hacer todo este recorrido en autobus porque por la medicina "para los nervios", el Risperdal, no podia ni beber alcohol ni manejar automobiles. Ademas que esta medicina me deja completamente "frio", sin "sentimientos ni emociones". Cuando la tomo, no siento ni alegria ni tristeza. Podria morirse alguien muy querido y yo ni me inmutaria. Podria ganarme diez millones de euros en la loteria y ni siquiera sonreir.
Asi, que con el fin de no seguir perdiendo el tiempo viendo capitulos de "Hechizada" o "Mi Bella Genio" acepte el reto de trasladarme todos los dias hasta el Sur de la Ciudad, la mas grande del planeta. En cifras, esto significa que estuve en un autobus casi 15 horas diarias de mi vida. Prometi no volverme a subir a un autobus. No importa lo que tenga o no tenga que hacer pero no me subire a otro nunca mas.
Mientras en el trabajo, logre memorizar las mas de 200 cantatas de Bach y hoy puedo recitarlas sin problema alguno. Cosa que contrastaba con la musica de los autobuses: cumbias, salsa, rancheras y nortegnas. Entre los exitos quemas que mejor recuerdo destacan: "De Rodillas te Pido", "Ojala que te Mueras", y desde luego: "Abeja Reina". Al final, acabe memorizando tambien estas. Sin embargo, cada dia me aportaba mas y mas de mi querida opera y termine memorizando cantatas y La Pasion segun San Mateo de mi nuevo idolo: un hombre de hace tres siglos: J.S. Bach. Debo decir que contaba los dias para que aquella pesadilla en que se habian convertido los traslados de casi 6 o 7 horas diarias.
La pesadilla termino el 15 de noviembre, fecha para la cual fije mi partida del Organismo, previa presentacion, quince dias antes de mi renuncia. Estaba convencido de regresar a Treviso a toda costa. Aun asi, encuentro sumamente valioso el hecho de haber conocido a ese Mexique d'en-bas. Comia a diario, en una fonda cercana, comia pastas de esas "sopita de letras" o "sopita de almejas" o "sopita de estrellitas", de esas pastas en agua roja que solo en Mexico se comen. Comia flautas, los viernes habia mariscos y los miercoles pozole. Aunque casi siempre comia tacos de carnitas. Servian ese arroz rojo al que le echan un huevo frito arriba. Agua de jamaica, guayaba o limon para acompagnar. Gelatina de postre, flan de caja o un TinLarin de postre. De tan agobiante rutina me sacaba R e ibamos a tomar un cafe al Starbucks de San Jeronimo. Todos los dias iba yo al Sanborns a leer revistas y de nuevo regresaba al Organismo a las 17hs para irme de ahi a las 18.30hs. De San José tomaba un camion hasta Tacubaya y de ahi otro. En esas condiciones vivi casi tres meses de mi vida.
Como Orfeo, un verdadero descenso a los infiernos...pero esta vez, sin ninguna Euridice a al cual rescatar.
(...)

domingo, enero 21, 2007

Año nuevo, perversiones viejas

Foto tomada por Tijuanej

A nuestros tres lectores ofrecemos una disculpa por tan larga ausencia. Como han de saber Cosa Mostra es un colectivo que vive, sobrevive, del humus intelectual, creativo y pasional de sus no
-personajes. Hoy la Mostra sufre de impotencia "de estación". A manera de anecdotario comentamos los últimos destinos conocidos de estos "dandy's esnobbistas", como nos llamó una detractora -otra más-: Ovidio Pastora, poeta él, decidió lanzar el manifiesto lírico "Renovarse o morir" en algún lugar de la sierra del Itsmo, rodeado, se cuenta, de varios impúberes chontales que querían llevarse un mechón de su prolongada y roja barba. No sabemos si murió o sigue "renovándose".

De Maclovio Colunga escuchamos que había pasado Navidad y Año Nuevo en un Samborns de Morelia, tratando de explicarle a una meserita la tragedia de la aristocracia fallida en "La Caida de la casa Uscher" de Thomas Mann. Al parecer la meserita insistía en que seguro el tal Mann le había copiado la trama a "Cuna de lobos". Colunga afirma haber encontrado a su musa.

Pentecostés Segundo no ha escrito más que las siguientes lineas "Nada relevante. O quizá mucho. En todo caso he aumentado mi colección". Es pertinente aclarar que Pentecostés gusta de profanar tumbas de connacionales denostados en los panteones de París. Afirma poseer una envidiable colección de reliquías de los apestados por la historia oficial mexicana (aunque ya nadie entienda que es eso).

La redacción de la Cosa Mostra recibió el mes pasado un sobre amarillento cuyo contenido era un cuaderno Moleskine. Estaba firmado en portada pero era innecesario el detalle. La letra inconfundible de Tijuanej Oliveira daba cuenta de sus andanzas. Tijuanej gusta de la ilustración, así que encontramos más dibutos y bocetos que palabras. Deciframos por los recortes que Tijuanej, errante él, siempre, cumplia alguna otra manda, esta vez en algún punto de los que recorre el "Chepe" por Chihuahua. (vease la foto de los tarahumaras)

De Lorenzo Matías y Rafael Tobias luego se hablará, por lo pronto solo se menciona un altercado entre estos dos medios hermanos por el texto que la Cosa Mostra publica a continuación. Tobias ha pedido a la redacción de la Mostra que no se publique en aras del buen gusto que a su juicio debe prevalecer en estos quehaceres. Después de un breve debate epistolar el colectivo decidió que la no-censura prevalecerá. Tobias pidió que se dejara constancia de su parecer: "Adelante gilipollas, dejad que triunfe la vulgaridad!"

Sin más, sólo nos queda decir: Enhorabuena, que comienze el año de la Mostra con la letra de Matías. Bienvenidos.
Atte. El Equipo de la Cosa Mostra


“¡Me gusta lamer cariño!”

Lamer es, y seguirá siendo, la mejor forma de comer muchas cosas. Laméis un helado, algún chocolate. También laméis el coño de las mujeres y algunos tíos más avezados, el culo y las nalgas. Laméis el cuello, el vientre, las tetas, las piernas. ¡Joder!, qué parte externa del cuerpo no es posible lamer. Las manos, los pies, la lengua, las mejillas, los párpados, hasta los ojos.

La semana pasada me encontré una tía que era experta en lenguas. Lamía por la mañana, por la noche, en el bar, en el café, en la banca del parque, en la playa. Sofía lame y lame bien, que no por nada escribo sobre ella. Cada vez que quería penetrarla, porque las caricias de su lengua, habían logrado su cometido me decía que esperara, me decía: “Lorenzo, ¡me gusta lamer cariño! Déjate hacer y luego me cuentas”. Y ahí estaba yo, tendido panza arriba sobre la cama, con una tía lo más complaciente. Y cómo decirle que no a su lengua, que aunque dominaba el castellano, la muy maja sabía explotar su jugoso músculo sobre mi cuerpo. Yo insistía: “¡Para Sofi! ¡Joder que si no paras me corro en tu boca!”. Y la guapa se estremecía y movía más su lengua como retándome a que le cumpliera el milagro y mi semilla acabara en su estómago.

Sofía gustaba también del peligro. Mira que lamerme mientras mi madre servía el café, no es cosa fácil. Yo no presento mis conquistas a mi madre, porque las conquistas son eso: un polvo, tal vez dos, y a la mierda, que el conocimiento exige diversidad. Pero en el caso de Sofía, no fue un polvo, ni dos, ni tres. Sofía lamía. Virtuosa de la lengua, porque curiosamente había estudiado letras, vino a la Universidad Lorenziana a hacer su doctorado; y yo, que soy un tío comprometido con el aprendizaje, pues no dejé de enseñarle lo que sabía. Me contaba que desde la adolescencia la muy guarra se dedicaba a lamer, que no le importaba otra cosa, que si perdió la virginidad a los diecinueve, fue porque desde los quince lamía y se dejaba lamer, pero no más, que había que conservar la pureza. La virginidad la perdió con un profesor de literatura sudamericana: “Lástima de su pene tan chiquito, Lorenzo, porque en lo demás era un verdadero maestro”, me decía. Yo había quedado impresionado, porque después de tanto lamer, le quedaban fuerzas para hablar y entonces me contaba de cuando era niña o de las clases que había tomado, me contaba de la novela que estaba escribiendo pero sin entrar en detalles, porque aún no la tenía suficientemente clara: “Pero de que tu sales, sales; que no por nada te lo cuento. Además cariño, te he agarrado aprecio y me gustas para uno de los principales”. Yo le decía que quería joder mucho en su novela y que si era con ella mejor.

Sofía se quedó todo el verano en mi departamento. “No me arrepiento bonita, del tiempo que pasé contigo”. Casi me volvía monógamo cuando se metía mi miembro en la boca. Nada más importaba y paradójicamente, todo se hacía más importante. Con el miembro acariciado por esa lengua, era como penetrar el culo de todas las mujeres del mundo y ante mis ojos desfilaban los mejores coños. Cuando abría los ojos, Sofía me miraba sin dejar de lamerme y yo sólo podía alimentarla y redituarle con la misma moneda y entonces le metía la lengua y ella se corría. Sofía fue la poesía recitada de un verano, yo sólo escribí entre sus labios.

Lorenzo Matias

Acerca de mí

COSAMOSTRA es el heterónimo colectivo de 7 que se encontraron por azar, se reunen por necedad y han decidido escribir por necesidad.
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