sábado, enero 27, 2007

El Arte de Servir al Estado o JV desciende a los Infiernos

La Mostra publica como texto invitado la crónica de un recien estrenado burócrata. El texto proviene de una larga carta que recibí y de la cual seleccione un pasaje. Los nombres de las dependencias y sus titulares se cambian por así ser del interés de nuestro colaborador eventual. R Tobias

(...)
Asi, vi al Dr. S el 30 de julio y despues de una cordial y breve entrevista me dio la bienvenida. Trabajaria con el Dr. P, en el 5o Piso del Edificio de San José. Pequeño detalle: este lugar estaba a tres horas de distancia de mi casa. Mi oficina era pequeña y tenia esas luces color neon blancas. Mi escritorio era de madera y mi computadora tenia un acceso a Internet bastante rapido. ìGracias a Dios! Pues de no haber tenido Internet no se como habria quemado tantas y tantas horas.
La verdad es que el Dr. P no me daba casi nada de trabajo, pese a que una vez que falte tres dias me dijo que "Aqui se trabaja mucho y muy duro" y es que habia faltado porque pesque una salmonelosis infernal por un tamal que me comi en la calle o por las hamburguesas del BurgerKing que siempre me han sentado mal. En todo caso, lo unico que logre hacer fue un par de cuadros comparativos sobre cateos en los distintos Estados de la Republica Mexicana. Sin embargo, el "Visirador" (como lo apodabamos R y yo por su parecido a un egipcio,con todo y ese tipo de pelucas con el que aparecen en los jeroglificos) siempre estaba muy satisfecho por el trabajo que hacia. Afuera de mi oficina estaban dos secretarias: Elena y Laura. Y en las demas oficinas estaba Fernanda (una muchacha que tambien habia estudiado en Lyon en 2005) y el Lic. Tomas Cordero y el otro Lic. Tomas Cordera. Nunca pude distinguir quien era quien sino ya bien entrado el tiempo. Mi dia comenzaba a las 9.30am cuando me despertaba y tenia que tomar un autobus hasta San José. Un verdadero infierno. Asi debe ser realmente el infierno. Eran unos camiones grandes verdes, que al parecer, en la jerga popular les llaman "gondolas". Son sucios y brincan mucho . La gente que viaja en ellos es muy pobre. Me dio la oportunidad todo esto de acercarme un poco mas y mirar de cerca cual era esta realidad de mi pobre pais. Entraban señoras gordas con sus vestidos con diseños de los años setenta, maquilladas exageradamente y pintadas de gueras. Subian hombres sudados, vistiendo ropa vieja. De verdad que recordaba mis viajes al Cairo... realmente no estamos tan lejos.
Subian a vender de todo: desde chicles, gomitas, papas fritas, hasta epriodicos o recetarios de cocina o por 10 pesos, todas las canciones de JoseJose, de toda su carrera, en formato MP3. O, en cierta ocasion, por 10 pesos, la coleccion de mas de 1000 libros en un CD, desde todos los libros de Harry Potter a la Biblia, la Divina Comedia y el Segnor de los Anillos.
Debia hacer todo este recorrido en autobus porque por la medicina "para los nervios", el Risperdal, no podia ni beber alcohol ni manejar automobiles. Ademas que esta medicina me deja completamente "frio", sin "sentimientos ni emociones". Cuando la tomo, no siento ni alegria ni tristeza. Podria morirse alguien muy querido y yo ni me inmutaria. Podria ganarme diez millones de euros en la loteria y ni siquiera sonreir.
Asi, que con el fin de no seguir perdiendo el tiempo viendo capitulos de "Hechizada" o "Mi Bella Genio" acepte el reto de trasladarme todos los dias hasta el Sur de la Ciudad, la mas grande del planeta. En cifras, esto significa que estuve en un autobus casi 15 horas diarias de mi vida. Prometi no volverme a subir a un autobus. No importa lo que tenga o no tenga que hacer pero no me subire a otro nunca mas.
Mientras en el trabajo, logre memorizar las mas de 200 cantatas de Bach y hoy puedo recitarlas sin problema alguno. Cosa que contrastaba con la musica de los autobuses: cumbias, salsa, rancheras y nortegnas. Entre los exitos quemas que mejor recuerdo destacan: "De Rodillas te Pido", "Ojala que te Mueras", y desde luego: "Abeja Reina". Al final, acabe memorizando tambien estas. Sin embargo, cada dia me aportaba mas y mas de mi querida opera y termine memorizando cantatas y La Pasion segun San Mateo de mi nuevo idolo: un hombre de hace tres siglos: J.S. Bach. Debo decir que contaba los dias para que aquella pesadilla en que se habian convertido los traslados de casi 6 o 7 horas diarias.
La pesadilla termino el 15 de noviembre, fecha para la cual fije mi partida del Organismo, previa presentacion, quince dias antes de mi renuncia. Estaba convencido de regresar a Treviso a toda costa. Aun asi, encuentro sumamente valioso el hecho de haber conocido a ese Mexique d'en-bas. Comia a diario, en una fonda cercana, comia pastas de esas "sopita de letras" o "sopita de almejas" o "sopita de estrellitas", de esas pastas en agua roja que solo en Mexico se comen. Comia flautas, los viernes habia mariscos y los miercoles pozole. Aunque casi siempre comia tacos de carnitas. Servian ese arroz rojo al que le echan un huevo frito arriba. Agua de jamaica, guayaba o limon para acompagnar. Gelatina de postre, flan de caja o un TinLarin de postre. De tan agobiante rutina me sacaba R e ibamos a tomar un cafe al Starbucks de San Jeronimo. Todos los dias iba yo al Sanborns a leer revistas y de nuevo regresaba al Organismo a las 17hs para irme de ahi a las 18.30hs. De San José tomaba un camion hasta Tacubaya y de ahi otro. En esas condiciones vivi casi tres meses de mi vida.
Como Orfeo, un verdadero descenso a los infiernos...pero esta vez, sin ninguna Euridice a al cual rescatar.
(...)

3 comentarios:

El Justo Medio dijo...

¿Qué le pasa? ¿Por qué habla de su Organismo como si fuera algo distinto de él? Todos somos un Organismo. ¡La biología ya debería de haber educado a la gente!
¿O es Beckett quien escribe? ¿Puede salirse de sí mismo?

K dijo...

Gran texto.

Todos hemos tenido esos descensos.

patzarella dijo...

Querido escritor, creo que ya eres parte de esa burocracia. Mejor ella en el gobierno a tenerla en la iniciativa privada ;-)
De las canciones de los buses te faltó "mi credo", muy buena por cierto.

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COSAMOSTRA es el heterónimo colectivo de 7 que se encontraron por azar, se reunen por necedad y han decidido escribir por necesidad.
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