Un poema sirve para saludar y despedirse. En medio sólo hay prosa, cadencia de presente, rutina de olvido. Los poetas siempre nos equivocamos, pensamos en el amor no como un hecho, sino como un propósito, un deseo... Ya lo dijo Bonifaz:
Vamos desesperadamente
perdidos, tendiendo los brazos.
Buscamos sin hallar, pidiendo
en vano siempre, recordando,
llamando sin que nos oiga.
Los poetas pedimos contemplar más que tocar; no deseamos terminar con lo que admiramos; somos escultores del tiempo y no fotográfos...
Hoy aprendo a mirarte,
a estar contigo, a saber deslumbrarme,
crédulo, humilde, abierto, ante el milagro
de mirarte subir una escalera
o cruzar una calle.
Sólo los malos corazones se aburren...
Rafael Tobias