"o, beware, my lord, of jealously!
It is the green monster which doth mock,
The meat if feeds on."
Iago. Act III, Scene 3.
Othelo, Shakespeare
Así como el hombre entra a la política porqué siente que algo le falta, el escritor realiza lo suyo porque siente que algo le sobra.
Algo incómodo o algo que lo asfixia, a veces algo como una sonrisa o una lágrima.
Nuestro gremio es el de las soledades concurridas que piensan en escribir para ver si en alguna letra se queda aquello que las acompaña como sombras de medio día.
Hoy por ejemplo no aguanto la bola de pelo en la garganta; quizá sea un corazón roto que busca caerse de nuevo. Quizá sea la esperanza que se asfixia.
Diría algún verso:
"Cenizas y soles que caen, angustía de colibrí que no vuela demasiado rápido"-
Todos nuestros versos, todos para exorcisar una idea, un aroma o una cabellera negra.
Este que no es verso, para exorcisar los celos; celos de un idioma extranjero y de un fantasma que no conozco pero me acecha como sombra de medio día.
Rafael Tobias