De la Intrascendencia en el trascender o la cómoda tranquilidad
Alguien, alguna vez, pronunció esta lapidaria frase: "la ignorancia esclaviza, la educación libera". Yo, sinceramente, reniego tajantemente de esta afirmación. Me inclino más a pensar que la ignorancia libera de la esclavitud de las propias ideas.
No en vano Voltaire aconsejaba: "Abetissez vous". No hay nada más placentero que ignorar las causas, destinos y tareas de la propia especie. el íncubo de ver estas obligaciones truncadas atormentaría el espíritu al grado tal de impedirle vivir una existencia despreocupada. El ser humano puede alcanzar la sublimidad de los ángeles, pero puede rebajarse a la nefandez de las bestias, afirmaba (aproximadamente) Francesco Pico della Mirandola. Dudo que sea el conocimiento de la propia deplorable naturaleza el derrotero que conduzca al hombre a conseguir un par de alas.
Hay diferencias plausibles, evidentes y también irrefutables entre la especie humana y cualquier otra especie animal. Un can no puede renunciar a su instinto, mientras que el hombre, por medio de la razón (o tal vez mediante su condición de "animal de realidades", a decir de Zubiri), puede sopesar conveniencias; todos los animales están condenados a la misma naturaleza ignorante, mientras que entre diversos tipos de hombres los destinos pueden ser radicalmente distintos.
Si la paz y tranquilidad se alcanzan resignándose a una vida convencional, ¡Qué afán entonces tan necio el de buscar el tormento del conocimiento de las propias causas!
Maclovio Colunga. Jerez de la Frontera, 2005
Alguien, alguna vez, pronunció esta lapidaria frase: "la ignorancia esclaviza, la educación libera". Yo, sinceramente, reniego tajantemente de esta afirmación. Me inclino más a pensar que la ignorancia libera de la esclavitud de las propias ideas.
No en vano Voltaire aconsejaba: "Abetissez vous". No hay nada más placentero que ignorar las causas, destinos y tareas de la propia especie. el íncubo de ver estas obligaciones truncadas atormentaría el espíritu al grado tal de impedirle vivir una existencia despreocupada. El ser humano puede alcanzar la sublimidad de los ángeles, pero puede rebajarse a la nefandez de las bestias, afirmaba (aproximadamente) Francesco Pico della Mirandola. Dudo que sea el conocimiento de la propia deplorable naturaleza el derrotero que conduzca al hombre a conseguir un par de alas.
Hay diferencias plausibles, evidentes y también irrefutables entre la especie humana y cualquier otra especie animal. Un can no puede renunciar a su instinto, mientras que el hombre, por medio de la razón (o tal vez mediante su condición de "animal de realidades", a decir de Zubiri), puede sopesar conveniencias; todos los animales están condenados a la misma naturaleza ignorante, mientras que entre diversos tipos de hombres los destinos pueden ser radicalmente distintos.
Si la paz y tranquilidad se alcanzan resignándose a una vida convencional, ¡Qué afán entonces tan necio el de buscar el tormento del conocimiento de las propias causas!
Maclovio Colunga. Jerez de la Frontera, 2005
3 comentarios:
holas holas, gracias x tus explicaciones y tus comments!!! tu blog es una dosis de filosofía
Mmm. No sé si concuerdo mucho con lo que afirmas, es más creo que me pongo más del lado del conocimiento. Pienso que a pesar de que nos cause tantos dolores de cabeza, bien valen la pena cuando uno entiende que la infinitud del conocimiento es uno de los motores que nos mantienen vivos. Nunca terminaremos por conocerlo todo, pero me parece maravilloso saber cada día un poco más sobre el mundo y sobre nosotros mismos.
La libertad no es una condición humana, sino un concepto creado por la humanidad. buscarla es un ejercicio más del afán indagatorio neuronal y absurdo que tanto criticas.
Las mismas alas que anhelas son creaciones de la razón, de la de todo (o casi todo) hombre. conocer las causas, indagar el ahujero, ver con lupa una herida. esas son vasos comunicantes de una raíz que causa todo: la inconformidad inevitable del hombre. no hay paz, no hay tranquilidad. una vida convencional a lo sumo te dará conversaciones de pasillo y un portaretratos amigable en tu mesa de estar.
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