lunes, enero 30, 2012

Toda belleza tiene caducidad menos la locura.


¡Instante sagrado y fugaz,
detente, eres tan hermoso!
¡Dame la eternidad!

Fausto

(I parte)

Hace unos días hablé con Ovidio Pastora. El poeta escribe un manuscrito en la capital imperial y togada de los bárbaros del norte. Lo invitó la universidad de Georgetown a repensar a ciertos teóricos de la condición humana. Se ha entretenido con Hanna Arendt y su concepto del mal banal. Estudiar al mal, afirma, es como construir un edificio pero al revés. Dejas los acabados al interior y la primera vista son los cimientos, esa obra negra, terrible pero necesaria.

¿Es el mal necesario? La pregunta ofende, la necesidad sólo se da en el ser y el mal es la ausencia de ser. Baratijas metafísicas me dice Pastora, como poeta mi verdadera intención es la apariencia de todo esto, la forma, la estética pues. El mal ¡vaya que tiene estética! me avienta en cara. No me gusta hablar del tema, los abismos de la condición humana me traen escalofríos.

Cae la tarde y es viernes, y la tarde de mi estudio en Coyoacán es demasiado cálida. Le pregunto por su dama y me refiere como siempre a un poema. Uno de tantos que le ha escrito ese día en un rato de ocio mientras olvidaba a Arendt. Que terrible es desmenuzar un poema me dice. Uno empieza a leerlo y el disfrute está en terminarlo. Estudiar sus estrofas y sus síncopas es como destazar a la musa. ¿A poco no es así todo el arte? Tomemos la danza, sólo mientras se baila existe. O la música, cuya presencia se anuncia en verdad cuando los sonidos y silencios se queman en el deseo. Lo demás es academia, teoría, anteojos y ojeras, cosas feas. Acostumbrados demasiado a ver, pensamos que mirar el arte en la pintura y la escultura es quedarse quietos. Nada más alejado, es luz que juega y le habla en todos los susurros del espectro a las pupilas. Secretamente sabemos que todo arte es infinito, no porque no acabe sino porque sólo vive en el presente.

Me dice Ovidio Pastora: El poema sólo existe mientras lo leemos. Como el beso, o como el suspiro… como la muerte, que se presiente sólo mientras se vive.

Cont…

Rafael Tobias

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COSAMOSTRA es el heterónimo colectivo de 7 que se encontraron por azar, se reunen por necedad y han decidido escribir por necesidad.
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